Y, sí. Se termina una etapa. Popurí Escéptico cierra sus ventanas. Supongo que seguiré reposteando notas de vez en cuando en la página de Facebook y quizás llegue a publicar una o dos notas que ya tengo escritas y sólo necesitan una pulida, pero ya no voy a escribir más en este blog. ¡Gracias a todos! Fue una experiencia genial.
Popurrí Escéptico
Un poco de todo.
viernes, 6 de junio de 2014
miércoles, 21 de mayo de 2014
El Padre Panqueque
¿Friends? |
Primero, dijo que "la homosexualidad es un problema psicológico" (entre otras burradas que dice en esa nota). Después, cuando se le enojaron, contestó que "me malinterpretaron". Así es el Padre Ignacio, o Padre Panqueque, como le dicen ahora.
Resulta que en ocasión de la Navidad pasada, Peries -que siempre tiene su lugarcito reservado en Canal Tres de Rosario- hizo un programa especial de Navidad dedicado al menos en parte a las "Familias de la diversidad". Esto, previsiblemente, trajo un poco de cola,especialmente si recordamos lo que decía Jorge Mario antes de ser el papa más progre y humilde de la historia (y lo que sigue diciendo hoy, a pesar del maquillaje mediático).
Desde el blog apologético InfoCatólica se asegura que en condiciones normales (esto es, según el autor, si Peries no fuera amigo de Mons. Mollaghan), "ya habría sido suspendido". De paso, también se le critican sus fallidas "predicciones" y sus nada ortodoxas "sanaciones" (es interesante que se acuerden recién ahora; estas actividades van completamente en contra del canon religioso).
Lo mismo leemos en Página Católica y Argentinos en alerta, que hasta se dedicó a juntar firmas para que los Mons. Arancedo, Tschering y Mollaghan (a quien Jorge Mario destituyó hace pocos días), "Iluminen sobre el Padre Ignacio":
"Estimado Mons. Arancedo
C/copia a Mons. Emil Paul Tschering y Mons. José Luis Mollaghan
He tenido conocimiento de las entrevistas que el ‘Padre Ignacio’ realizó el pasado día de Navidad a varias parejas homosexuales en Canal 3. En ellas el sacerdote católico defendía el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción de niños por parejas homosexuales.
Como se imaginará, estas declaraciones han generado una enorme confusión y desazón entre quienes defendemos el matrimonio como la unión estable y fiel entre hombre y mujer abierta a la vida. Solicitamos que iluminen sobre este lamentable hecho."
Tan terrible hecho fue también denunciado por la inefable aciprensa, portavoz habitual de la ignorancia homofóbica. Por su parte, el Arzobispado de Rosario emitió un comunicado desautorizando a Peries y asegurando que "sus comentarios y consideraciones se apartan de la enseñanza de la Iglesia", entre otras muchas burradas a las que la buena Iglesia ya nos tiene acostumbrados.
Ante tamaña presión, el pobre Ignacio no tuvo más remedio que volver a retractarse, cosa que parece no costarle mucho. Un hombre de principios, como se suele decir.
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lunes, 5 de mayo de 2014
The Big Bang Theory, muros y pirámides
The Big Bang Theory va por su séptima temporada y, con los altibajos esperables en una comedia que ya lleva 159 episodios, sigue siendo una de las pocas que sigo. Si bien el inglés se entiende muy bien en general la miro con subtítulos, y a veces el tema musical de la presentación también viene subtitulado. Es en esas ocasiones cuando casi siempre noto un error que me parece interesante mencionar. Primero, veamos la letra de la canción:
Our whole universe was in a hot dense state, | Todo nuestro universo estaba en un estado denso y caliente. |
Then nearly fourteen billion years ago expansion started. Wait... | Entonces, hace casi catorce millones de años comenzó la expansión. |
The Earth began to cool, | Espera... |
the autotrophs began to drool, | La Tierra comenzó a enfriarse, |
Neanderthals developed tools, | los autótrofos comenzaron a babear, |
we built a wall (we built the pyramids). | Los Neandertales desarrollaron herramientas, |
Math, science, history, unraveling the mysteries, | Construimos una pared (construimos las pirámides). |
that all started with the big bang! | Matemáticas, ciencia, historia, desentrañando los misterios, |
que todo comenzó con el gran bang! | |
"Since the dawn of man" is really not that long, | |
As every galaxy was formed in less time than it takes to sing this song. | "Desde el amanecer del hombre" no es realmente tanto tiempo, |
A fraction of a second and the elements were made. | ya que cada galaxia se formó en menos tiempo del que lleva |
The bipeds stood up straight, | cantar esta canción. |
The dinosaurs all met their fate, | Una fracción de segundo y los elementos fueron creados. |
They tried to leap but they were late | Los bípedos se pararon erguidos, |
And they all died (they froze their asses off) | Los dinosaurios conocieron su destino, |
The oceans and Pangea | Trataron de saltar, pero llegaron tarde |
See ya wouldn't wanna be ya | Y todos murieron (se congelaron el culo) |
Set in motion by the same big bang! | Los océanos y Pangea |
Nos vemos, no quisiera ser tú | |
It all started with the big BANG! | Puesto en marcha por el mismo gran bang! |
It's expanding ever outward but one day | Todo comenzó con un gran BANG! |
It will pause and start to go the other way, | |
Collapsing ever inward, we won't be here, it won't be heard | Se está expandiendo siempre hacia el exterior, pero un día |
Our best and brightest figure that it'll make an even bigger bang! | Se detendrá y comenzará a ir al revés, |
Colapsando siempre hacia el interior, no estaremos aquí, no será escuchado | |
Australopithecus would really have been sick of us | Nuestros mejores y más brillantes creen que hará un bang |
Debating how we're here, they're catching deer (we're catching viruses) | todavía más fuerte! |
Religion or astronomy (Descartes or Deuteronomy) | |
It all started with the big bang! | El Australopithecus realmente se habría cansado de nosotros |
Debatiendo sobre cómo estamos aquí, ellos cazando venados | |
Music and mythology, Einstein and astrology | (nosotros cazando virus) |
It all started with the big bang! | Religión o astronomía (Descartes o Deuteronomio) |
It all started with the big BANG! | Todo comenzó con el gran bang! |
Música y mitología, Einstein y la astrología | |
Todo comenzó con el gran bang! | |
Todo comenzó con el gran BANG! |
La canción se llama "The History of Everything" y fue escrita -y es interpretada- por el grupo "Barenaked Ladies". En la intro de la serie sólo se usa la primer estrofa (la que resalté), pero por puro gusto transcribí la letra completa.
La frase “Construimos una pared”, que va seguida por el coro (Construimos las pirámides), muchas veces es erróneamente traducida como “Construimos la Pared”, "Construimos la Muralla", o como “Construimos el Muro”. En el primer caso, y obviamente en el segundo también, es probable que los traductores se refieran a la Gran Muralla china. En el tercero, casi seguro se refieren al Muro de Berlín. En el contexto de la letra de la canción ambas interpretaciones están equivocadas porque los distintos eventos mencionados, especialmente en la primera estrofa, se dan en orden cronológico. Ni la Gran Muralla, ni mucho menos el Muro de Berlín, fueron construidos antes que las pirámides de Egipto.
Existen 138 pirámides descubiertas en Egipto hasta ahora -nada parece indicar que se vayan a descubrir muchas más; sin embargo, es un número impresionante-. La más grande y más famosa es la Gran Pirámide de Giza, terminada en el 2560 a EC, aunque la más antigua es la Pirámide Escalonada de Zoser, finalizada en el 2630 aEC. Cerca del 1790 aEC los faraones egipcios dejaron de construir pirámides.
La Gran Muralla china, por su parte, recién comenzó a tomar su conocida forma de muro luego del 220 aEC, año en que se establece la Dinastía Qin. Antes de ese momento sólo existían algunas de las fortificaciones que la componen, y que fueron construidas por los seis Reinos/Estados de la China Antigua entre los siglos XIII y V aEC. Éstas eran estructuras independientes que no fueron unidas hasta entonces. Por lo tanto, ni siquiera si consideramos el SXIII aEC como fecha de inicio de construcción de la Muralla, ésta es tan antigua como las pirámides.
El Muro de Berlín, no hace falta aclararlo, es una construcción del Siglo XX: la República Democrática Alemana comenzó su construcción en 1961.
Así que, la frase “Construimos una pared” no se refiere a la Muralla ni al Muro, sino a las primeras paredes levantadas por el hombre. No sabemos cuándo se construyó la primera pared, pero los ladrillos de barro más antiguos que se conocen datan de alrededor del 7500 aEC. Recién después de hacer muchas miles de paredes, las personas quisieron hacer algo más grande y, pasando por zigurats y mastabas cada vez más grandes, llegaron a construir algunas de las construcciones más famosas (e inútiles) del mundo: las pirámides.
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viernes, 25 de abril de 2014
Un virus del lenguaje
Detective Marty Hart -No todo el mundo quiere sentarse solo en una habitación vacía dándole a manuales de homicidios. Algunas personas disfrutan de la comunidad, del bien común.Detective Rust Cohle -¿Sí? Bueno, si el bien común tiene que inventar cuentos de hadas, entonces no le hace bien a nadie.Hart -Digo, ¿te imaginás lo que pasaría si la gente no creyera? ¿Las cosas que harían?Cohle -Exactamente las mismas que hacen ahora, solo que al descubierto.Hart -¡Pavadas! Sería un puto show de asesinatos y depravación, y lo sabés.Cohle -Si lo único que mantiene a una persona decente es la expectativa de una recompensa divina, entonces, hermano, esa persona es un pedazo de mierda, y me gustaría exponer a tantos de ellos como sea posible.Hart -Supongo que tu razonamiento es infalible, pedazo de sabelotodo. ¿Te creés que ese cuaderno tuyo es una tabla de piedra?Cohle -¿Qué dice de la vida, Marty, que la gente tenga que reunirse, contarse historias que violan todas las leyes del universo, sólo para pasar el maldito día? ¿Qué dice eso de tu realidad, Marty?…Cohle -Transferencia de miedo y auto desprecio a un recipiente autoritario. Es catarsis. Él [el predicador] absorbe su temor [de su audiencia] con su narrativa. Por eso, él es efectivo en proporción a la certidumbre que pueda proyectar. Ciertos antropólogos lingüistas opinan que la religión es un virus del lenguaje, que reescribe conexiones en el cerebro y adormece el pensamiento crítico.
True Detective, tercer episodio,
"La habitación cerrada"
sábado, 5 de abril de 2014
Un review de la película Noé, de Darren Aronofsky - Parte 1
Fui a ver la película Noé sin saber bien con qué me iba a encontrar: una aventura histórica, un poema épico sumerio, otra mala película de cine catástrofe o una versión más o menos literal del cuento bíblico. Pero resultó ser otra cosa. Una mezcla de todo eso más algo de ciencia ficción, fantasía, dilemas morales y un gran contenido espiritual (por suerte, no tanto como en La Fuente, película de 2006 del mismo director). Las actuaciones son muy buenas -Crowe, Connelly y Hopkins ya están bastante encasillados, pero no cansan- y la historia entretiene.
No es fácil hacer una crítica a esta película desde un punto de vista escéptico. En primer lugar, porque es una completa fantasía, así que es casi como buscarle la quinta pata al gato criticando El Señor de los Anillos o Harry Potter. En segundo lugar, porque hay que tener en cuenta que no se trata exactamente de la versión bíblica, con la que presenta varias diferencias. Pero vayamos por partes.
La inundación real
Para empezar bien hay que hacer un poco de historia y trasladarnos a la ciudad de Ur, una de las más importantes de la Mesopotamia sumeria. Ésta estaba ubicada cerca del río Éufrates, que tenía un caudal bastante más irregular que su vecino, el Tigris, y cada tantos años causaba alguna inundación importante. Pero una de esas crecidas, ocurrida quizás cerca del 2800 aEC, parece haber sido muy fuera de lo común y haber cubierto la ciudad entera, y otras cercanas, con varios metros de agua. Esta inundación llevó a varios grupos de pobladores a emigrar (las frecuentes invasiones de nómadas poco amistosos seguro ayudaron a decidirlos) pero también tuvo otro efecto, uno que perduraría por milenios: inspirada en esta inundación se escribió una de las partes del poema sumerio de Gilgamesh, la obra épica más antigua de que se tiene registro y, casi con seguridad, la base de la historia bíblica del Diluvio Universal y el Arca de Noé.
Sobre el primer punto, el descubrimiento de evidencias de la gran inundación, Isaac Asimov escribió en su libro El Cercano Oriente:
El Tigris y el Éufrates no nacen en lagos, sino en fuentes montañosas. No hay ninguna represa y las inundaciones pueden ser desastrosas en años de mucha nieve y repentinas oleadas de calor primaverales. (En una fecha tan tardía como 1954 Irak sufrió una catastrófica inundación provocada por el ascenso de los ríos.)
Entre 1929 y 1934, el arqueólogo inglés sir Charles Leonard Woolley excavó el montículo que correspondía a la antigua ciudad de Ur. Allí había estado una antigua desembocadura del Éufrates, a unos dieciséis kilómetros al norte de Eridu. Encontró una capa de limo de tres metros de espesor, sin ningún resto arqueológico.
Llegó a la conclusión de que era un sedimento depositado allí por una gigantesca inundación. Calculó que tal inundación alcanzó una profundidad de unos nueve metros y se extendió por una superficie de 500 kilómetros de largo por 160 de ancho, prácticamente todo el territorio comprendido entre los ríos.
Sobre el segundo punto, veamos cómo fue que esta catástrofe influyó en la Biblia. Una vez desaparecido el reino sumerio -no por la inundación, sino por sucesivas invasiones de otros pueblos-, la ciudad de Babilonia, ubicada más al norte, quedó como la heredera de buena parte de esa cultura y los caldeos, que dominaron la región mucho después, la transformaron en capital de su reino. Después de invadir y arrasar el cercano reino de Judá en el 587 aEC, el rey caldeo Nabucodonosor obligó a las clases dominantes -posibles fuentes de rebeliones futuras- a emigrar. Muchos de esos judíos, al ver que éste no era un rey cruel ni deseaba tratarlos particularmente mal, decidieron instalarse en la gran capital caldea, donde vivieron razonablemente bien durante más de un siglo. Durante ese tiempo de exilio, los judíos se embebieron de la cultura mesopotámica y sus leyendas los cautivaron tanto que las incluyeron, con adaptaciones, en sus textos históricos y religiosos. Tanto la leyenda del Diluvio y el Arca de Noé como la Creación misma y el cuento del Jardín del Edén, así como la importancia dada al Sabbat, son resultado de esta simbiosis.
En próximos posts, seguiremos con la crítica de la película. Les doy unos días para que puedan verla, así no hay spoilers.
No es fácil hacer una crítica a esta película desde un punto de vista escéptico. En primer lugar, porque es una completa fantasía, así que es casi como buscarle la quinta pata al gato criticando El Señor de los Anillos o Harry Potter. En segundo lugar, porque hay que tener en cuenta que no se trata exactamente de la versión bíblica, con la que presenta varias diferencias. Pero vayamos por partes.
La inundación real
Para empezar bien hay que hacer un poco de historia y trasladarnos a la ciudad de Ur, una de las más importantes de la Mesopotamia sumeria. Ésta estaba ubicada cerca del río Éufrates, que tenía un caudal bastante más irregular que su vecino, el Tigris, y cada tantos años causaba alguna inundación importante. Pero una de esas crecidas, ocurrida quizás cerca del 2800 aEC, parece haber sido muy fuera de lo común y haber cubierto la ciudad entera, y otras cercanas, con varios metros de agua. Esta inundación llevó a varios grupos de pobladores a emigrar (las frecuentes invasiones de nómadas poco amistosos seguro ayudaron a decidirlos) pero también tuvo otro efecto, uno que perduraría por milenios: inspirada en esta inundación se escribió una de las partes del poema sumerio de Gilgamesh, la obra épica más antigua de que se tiene registro y, casi con seguridad, la base de la historia bíblica del Diluvio Universal y el Arca de Noé.
Sobre el primer punto, el descubrimiento de evidencias de la gran inundación, Isaac Asimov escribió en su libro El Cercano Oriente:
El Tigris y el Éufrates no nacen en lagos, sino en fuentes montañosas. No hay ninguna represa y las inundaciones pueden ser desastrosas en años de mucha nieve y repentinas oleadas de calor primaverales. (En una fecha tan tardía como 1954 Irak sufrió una catastrófica inundación provocada por el ascenso de los ríos.)
Entre 1929 y 1934, el arqueólogo inglés sir Charles Leonard Woolley excavó el montículo que correspondía a la antigua ciudad de Ur. Allí había estado una antigua desembocadura del Éufrates, a unos dieciséis kilómetros al norte de Eridu. Encontró una capa de limo de tres metros de espesor, sin ningún resto arqueológico.
Llegó a la conclusión de que era un sedimento depositado allí por una gigantesca inundación. Calculó que tal inundación alcanzó una profundidad de unos nueve metros y se extendió por una superficie de 500 kilómetros de largo por 160 de ancho, prácticamente todo el territorio comprendido entre los ríos.
Sobre el segundo punto, veamos cómo fue que esta catástrofe influyó en la Biblia. Una vez desaparecido el reino sumerio -no por la inundación, sino por sucesivas invasiones de otros pueblos-, la ciudad de Babilonia, ubicada más al norte, quedó como la heredera de buena parte de esa cultura y los caldeos, que dominaron la región mucho después, la transformaron en capital de su reino. Después de invadir y arrasar el cercano reino de Judá en el 587 aEC, el rey caldeo Nabucodonosor obligó a las clases dominantes -posibles fuentes de rebeliones futuras- a emigrar. Muchos de esos judíos, al ver que éste no era un rey cruel ni deseaba tratarlos particularmente mal, decidieron instalarse en la gran capital caldea, donde vivieron razonablemente bien durante más de un siglo. Durante ese tiempo de exilio, los judíos se embebieron de la cultura mesopotámica y sus leyendas los cautivaron tanto que las incluyeron, con adaptaciones, en sus textos históricos y religiosos. Tanto la leyenda del Diluvio y el Arca de Noé como la Creación misma y el cuento del Jardín del Edén, así como la importancia dada al Sabbat, son resultado de esta simbiosis.
En próximos posts, seguiremos con la crítica de la película. Les doy unos días para que puedan verla, así no hay spoilers.
martes, 18 de febrero de 2014
El símbolo del pez
Cristo Pescador de Diamante |
Tiempo atrás me preguntaba por qué el cristianismo es habitualmente identificado con el símbolo de un pez. Primero recordé haber visto en Diamante, una localidad de la provincia de Entre Ríos ubicada sobre la orilla del río Paraná, una estatua de 12 metros de altura de un “Cristo Pescador”. Claro que según la Biblia Jesús no era pescador, sino carpintero. La única frase bíblica que podría dar lugar a esa interpretación, hasta donde sé, se encuentra en Marcos, donde Jesús dice “Síganme, yo los haré pescadores de hombres.” Pero la misma se refiere a evangelizar gente, no a pescar literalmente (y menos hombres). Seguramente, si Diamente fuera una ciudad de herreros, la estatua mostraría a Jesús martillando sobre un yunque.
En realidad, la respuesta no tiene nada que ver con los peces ni con la pesca, si no con las iniciales de la palabra pez en griego: ichthys (ΙΧΘΥΣ). Si desglosamos el acrónimo, encontramos lo siguiente:
I: la letra griega iota es la inicial del nombre Iesous, que proviene del hebreo Yeshua, traducido al español como Jesús.
Ch: la letra ji es la primera en Christos, palabra griega para decir ungido, traducción a su vez del hebreo mashiah, que en español es mesías. (La traducción del griego directamente al español es cristo. Por lo tanto, cristo y mesías son sinónimos que significan ungido.)
Th: la letra theta es la primera de Theou, palabra griega para decir de dios.
Y: la ípsilon es la primera letra de (h)yios, palabra griega para decir hijo.
S: sigma es la primera letra de sōtēr, palabra griega que significa salvador.
El resultado: “Jesús Cristo, hijo de Dios, salvador”.
En tiempos del Imperio Romano, durante casi todo el período comprendido entre el surgimiento del cristianismo como secta derivada del judaísmo y el momento en que Constantino la impone como la nueva religión oficial del Imperio, los cristianos eran tan perseguidos como los adoradores de cualquier otra religión que no fuera la romana (que hasta entonces era la religión oficial). Todos los dioses de la Historia han sido celosos y Júpiter, Marte y Neptuno no lo eran menos. Y sus ridículos celos, como sucedía entonces y sigue sucediendo hoy, demandaban la sangre de los infieles. Así que judíos, cristianos, mitraicos y demás ofensores eran perseguidos y con frecuencia asesinados si se negaban a adoptar la religión oficial.
Cada religión o secta debió buscar formas de adaptarse a esta situación para poder sobrevivir. Las personas que no querían abandonar sus creencias se veían forzadas a aparentar en público adorar a los dioses romanos, pero se reunían en secreto -y corriendo un gran riesgo- a estudiar su religión y practicar sus rituales propios. Para no ser descubiertos usaban palabras secretas o marcaban los lugares en los que era seguro reunirse con algún símbolo que sólo ellos conocieran. Uno de estos símbolos era el ichthys, el dibujo esquemático de un pez, que indicaba un lugar seguro para los cristianos.
Hoy en día el pez ya no se usa para marcar lugares secretos de reunión, sino que es común verlo en todo tipo de merchandising o pegado en la parte trasera de los automóviles, ya sea como uno más de los símbolos con que los cristianos se identifican a sí mismos, o como uno más de los muchos talismanes que la gente usa porque creen que los van a proteger o traerles buena fortuna.
En la actualidad, además, el símbolo del ichthys representa el bando del Creacionismo en su lucha constante contra la Teoría de la Evolución, representada a su vez por un pez con patas. Así como el original a veces es dibujado llevando el nombre Jesús en su interior, en su opuesto se suele escribir Darwin. El pastafarismo, una religión paródica creada por un movimiento que se opone a la enseñanza del Creacionismo (o teoría del Diseño Inteligente) en las escuelas públicas, también hizo su adaptación al símbolo original del ichthys.
En realidad, la respuesta no tiene nada que ver con los peces ni con la pesca, si no con las iniciales de la palabra pez en griego: ichthys (ΙΧΘΥΣ). Si desglosamos el acrónimo, encontramos lo siguiente:
I: la letra griega iota es la inicial del nombre Iesous, que proviene del hebreo Yeshua, traducido al español como Jesús.
Ch: la letra ji es la primera en Christos, palabra griega para decir ungido, traducción a su vez del hebreo mashiah, que en español es mesías. (La traducción del griego directamente al español es cristo. Por lo tanto, cristo y mesías son sinónimos que significan ungido.)
Th: la letra theta es la primera de Theou, palabra griega para decir de dios.
Y: la ípsilon es la primera letra de (h)yios, palabra griega para decir hijo.
S: sigma es la primera letra de sōtēr, palabra griega que significa salvador.
El resultado: “Jesús Cristo, hijo de Dios, salvador”.
En tiempos del Imperio Romano, durante casi todo el período comprendido entre el surgimiento del cristianismo como secta derivada del judaísmo y el momento en que Constantino la impone como la nueva religión oficial del Imperio, los cristianos eran tan perseguidos como los adoradores de cualquier otra religión que no fuera la romana (que hasta entonces era la religión oficial). Todos los dioses de la Historia han sido celosos y Júpiter, Marte y Neptuno no lo eran menos. Y sus ridículos celos, como sucedía entonces y sigue sucediendo hoy, demandaban la sangre de los infieles. Así que judíos, cristianos, mitraicos y demás ofensores eran perseguidos y con frecuencia asesinados si se negaban a adoptar la religión oficial.
Cada religión o secta debió buscar formas de adaptarse a esta situación para poder sobrevivir. Las personas que no querían abandonar sus creencias se veían forzadas a aparentar en público adorar a los dioses romanos, pero se reunían en secreto -y corriendo un gran riesgo- a estudiar su religión y practicar sus rituales propios. Para no ser descubiertos usaban palabras secretas o marcaban los lugares en los que era seguro reunirse con algún símbolo que sólo ellos conocieran. Uno de estos símbolos era el ichthys, el dibujo esquemático de un pez, que indicaba un lugar seguro para los cristianos.
Hoy en día el pez ya no se usa para marcar lugares secretos de reunión, sino que es común verlo en todo tipo de merchandising o pegado en la parte trasera de los automóviles, ya sea como uno más de los símbolos con que los cristianos se identifican a sí mismos, o como uno más de los muchos talismanes que la gente usa porque creen que los van a proteger o traerles buena fortuna.
En la actualidad, además, el símbolo del ichthys representa el bando del Creacionismo en su lucha constante contra la Teoría de la Evolución, representada a su vez por un pez con patas. Así como el original a veces es dibujado llevando el nombre Jesús en su interior, en su opuesto se suele escribir Darwin. El pastafarismo, una religión paródica creada por un movimiento que se opone a la enseñanza del Creacionismo (o teoría del Diseño Inteligente) en las escuelas públicas, también hizo su adaptación al símbolo original del ichthys.
El ichthys según el cristianismo, el darwinismo y el pastafarismo |
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jueves, 6 de febrero de 2014
Los Dragones del Edén, de Carl Sagan. Un extracto sobre el aborto.
Hace unas semanas tuve el placer de leer Los Dragones del Edén, de Carl Sagan. No resultó ser uno de mis favoritos de este autor, quizás porque los temas tratados no son los que más me atraen, pero el libro es excelente. Por un lado, como todo lo que escribió Sagan, acerca al lector al mundo de la ciencia (en este caso, principalmente a la biología y la antropología) de una manera amena y fácilmente comprensible, aunque no por ello menos profunda. Por el otro, analiza la evolución de la inteligencia humana desde los primeros homínidos, haciendo especial hincapié en las funciones del neocórtex y describiendo en detalle muchos de los experimentos que llevaron al nivel de conocimiento disponible en la época por la que el libro fue escrito (1977). Este libro le valió a Carl Sagan el premio Pulitzer.
A continuación, reproduzco un extracto de uno de los últimos capítulos del libro, en el que Sagan se refiere al debate en torno del aborto en Estados Unidos (los links, obviamente, son míos):
"Un mejor
conocimiento del cerebro puede influir también algún día en cuestiones sociales
tan delicadas como son la definición de la muerte y la aceptabilidad del aborto.
[…]
Ideas
similares podrían ayudar a resolver el apasionado debate sobre el aborto surgido
en los Estados Unidos mediado el actual decenio, una controversia en extremo vehemente
caracterizada por el rechazo rotundo de los puntos de vista de la otra parte.
Por un lado están los que sostienen el derecho innato de la mujer al «control
de su propio cuerpo», lo cual incluye, según los que defienden esta tesis, el
poder provocar la muerte del feto en base a diversos motivos, entre los que
destacan la aversión psicológica a engendrar un hijo y la falta de medios para
educarlo. En el otro extremo están los que defienden la idea del «derecho a la
vida», la aserción de que la muerte de un simple cigoto, de un óvulo
fertilizado antes de la primera etapa embrionaria, equivale a un asesinato, por
cuanto el cigoto lleva en sí la capacidad de dar vida a un ser humano. Soy
perfectamente consciente de que en un tema en el que concurren sentimientos tan
apasionados toda solución que se proponga no satisfará a ninguna de las dos
partes, y en ocasiones el corazón y la mente nos llevan a diferentes
conclusiones. Sin embargo, retomando algunas ideas avanzadas en capítulos
anteriores de este libro, quisiera ofrecer aunque sólo fuera una tentativa de
compromiso razonable.
Es
indiscutible que legalizando el aborto se evita el drama y la carnicería a que
conduce muchas veces el aborto clandestino realizado por manos incompetentes, y
que en una civilización cuya supervivencia se ve amenazada por el espectro de
un crecimiento demográfico sin control alguno, el aborto médico puede redundar
en beneficio de la sociedad. Por otro lado, el infanticidio a secas resuelve de golpe ambos problemas y de hecho
se ha empleado de manera generalizada en el seno de numerosas comunidades
humanas, entre ellas determinados sectores sociales de la antigua Grecia, país que
suele considerarse como la cuna de nuestra cultura. En la actualidad sigue
practicándose en gran medida; en muchas partes del mundo uno de cada cuatro
recién nacidos no vive más allá de un año. Sin embargo, y con arreglo a las
leyes que rigen en la sociedad occidental, no cabe la menor duda de que el
infanticidio constituye un asesinato. Teniendo en cuenta que un sietemesino, es
decir, un niño nacido prematuramente en el séptimo mes del embarazo, no se
diferencia en nada fundamental del feto que lleva siete meses en el útero, me
parece lógico concluir que el aborto, por lo menos en los últimos tres meses,
ronda el asesinato. Las objeciones de que el feto durante el tercer trimestre
todavía no respira me parecen un tanto equívocas, y, así, cabría preguntarse si
es permisible cometer infanticidio inmediatamente después de que la criatura
haya nacido, cuando todavía no se ha cortado el cordón umbilical ni el niño ha
aspirado la primera bocanada de aire. En una línea discursiva similar, si yo no
estoy psicológicamente preparado para convivir con un extraño, por ejemplo, en
un cuartel o en una residencia universitaria, no por ello tengo derecho a darle
muerte, y, de la misma manera, la irritación que pueda producirme el destino
que se da al dinero que pago en concepto de impuestos no debe llevarme al extremo
de exterminar a los recipendiarios de los mismos. Con frecuencia suele
entremezclarse en estos debates la cuestión de las libertades civiles. ¿Por qué
se me han de imponer las convicciones de otros sobre esta cuestión?, se
preguntan algunos. Con todo, aquellos que personalmente no suscriben el
concepto convencional de asesinato, se ven constreñidos por la sociedad a
someterse a lo dispuesto en el código penal.
En el polo
opuesto de la discusión, la frase «derecho a la vida» constituye un ejemplo
claro de expresión altisonante concebida para impresionar más que para aclarar
las cosas. Ni hoy ni nunca ha existido en ningún país de la Tierra el derecho a
la vida (tal vez haya alguna excepción, como los Jainas de la India). Criamos animales domésticos para luego
darles muerte, destruimos los bosques, contaminamos ríos y lagos hasta causar
la muerte de toda la fauna piscícola, cazamos venados por deporte, leopardos
por la piel y ballenas para preparar comida para los perros, atrapamos a los
delfines, boqueantes y semiasfixiados, con grandes redes del tipo utilizado
para la pesca del atún, y sentenciamos a muerte a los perros cachorros para
«equilibrar la población». Todos estos animales y vegetales están tan vivos
como nosotros. Lo que muchas sociedades humanas protegen no es la vida, sino la
vida del hombre, y aun así desencadenamos guerras con medios «modernos» que
causan estragos en la población civil y que suponen un tributo tan escandaloso
que muchos de nosotros ni siquiera nos atrevemos a entrar en su consideración.
A menudo se intenta justificar este genocidio acudiendo a una redefinición
racista o nacionalista de nuestros oponentes que no les reconoce siquiera la
condición de hombres.
Debo decir,
también, que el argumento acerca de la capacidad del cigoto para dar vida a un
ser humano me parece sumamente endeble. En circunstancias propias cualquier
óvulo o esperma tiene este mismo potencial. Con todo, ni la masturbación ni las
poluciones nocturnas del varón suelen conceptuarse como actos antinaturales
merecedores de una condena por asesinato. Una sola eyaculación contiene
suficiente número de espermatozoos para generar centenares de millones de seres
humanos. Por si esto fuera poco, es posible que en un futuro no muy lejano
podamos dar vida a un ser humano a partir de una simple célula tomada
prácticamente de cualquier parte del cuerpo del donante. Si ello es así,
cualquier célula del organismo debidamente preservada hasta el momento en que
la gestación extracorpórea se lleva a la práctica con garantías puede llegar a
convertirse en un ser vivo. Por lo demás, ¿cometo un genocidio si me pincho un
dedo y vierto una gota de sangre? Como puede observarse, se trata de cuestiones
muy complejas. Asimismo, me parece evidente que la solución debe entrañar un
compromiso entre un número de valores muy preciados pero antagónicos. La
cuestión clave del dilema radica en poder determinar en qué momento el feto
puede considerarse un ser humano, dilema que a su vez depende de lo que se
entienda por humano. Desde luego, no el hecho de tener una configuración
humana, porque una masa de material orgánico que se asemejara a un hombre pero
que fuera elaborada con tal fin no podría considerarse propiamente humana.
Asimismo, un hipotético ser extraterrestre dotado de inteligencia que no se
asemejara a nosotros pero que poseyera unas cualidades éticas, intelectuales y
artísticas superiores a las del hombre debería entrar en nuestro cuadro de
prohibiciones contra el asesinato. Lo
que acredita nuestra condición humana no es lo que parecemos, sino lo que somos.
La razón por la que prohibimos dar muerte a otro ser humano debe sustentarse en
alguna cualidad peculiar del hombre, cualidad a la que conferimos especial
valor y que pocos o ningún otro organismo de la Tierra posee. Es indudable que
la humanidad de un ser no viene determinada por el hecho de que sea capaz de sentir
dolor o emociones intensas, ya que entonces deberíamos extender este criterio a
los animales a los que damos muerte gratuitamente.
Creo que la
cualidad humana básica no puede ser otra que nuestra inteligencia. Si lo consideramos
así, la inapelable inviolabilidad de la vida humana puede identificarse con la
evolución y la presencia del neocórtex. No podemos exigir que se trate de una evolución
plena porque ésta no se produce hasta muchos años después del nacimiento, pero
tal vez podríamos determinar que el tránsito a la fase humana acaece en el
momento en que se inicia la actividad neocortical tal como viene registrada por
la electroencefalografía del feto. La observación de algunas funciones
biológicas muy simples nos ofrece indicativos del momento en que el cerebro
cobra un carácter específicamente humano. Hasta la fecha [1977] se ha
investigado muy poco dicha cuestión, y estoy convencido de que los estudios en este
terreno desempeñarían un papel determinante en la consecución de un compromiso
aceptable que zanjara los debates sobre el aborto. Indudablemente, habría diferencias
de un feto a otro en cuanto al momento
de iniciación de las primeras señales electroencefalográficas del neocórtex, y
todo intento de formular una definición legal del momento en que comienza la
vida propiamente humana debería adoptar una pauta de prudencia, es decir, a
favor del feto menos desarrollado capaz de exhibir tal actividad. Tal vez el
momento de transición habría que fijarlo hacia el término del primer trimestre
o próximo al inicio del segundo trimestre del embarazo. (Estamos hablando aquí
de lo que, en una sociedad de seres racionales, debiera estar prohibido por la
ley. O sea, que todo aquel que piense que el aborto de un feto menos
desarrollado que el propuesto como base constituye un asesinato, no tiene por
qué verse obligado a llevar a cabo ni aceptar el aborto en cuestión.)
[…] creo que
la clave última de la solución a la controversia sobre el aborto debe dárnosla
la investigación de la actividad neocortical del feto."
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