Como los seguidores de Popurrí se habrán dado cuenta, últimamente estoy con muy poco tiempo para escribir. Espero me disculpen estos lapsus casi sin publicaciones, pero al menos les puedo contar lo que estuve leyendo (por suerte, siempre encuentro forma de tener tiempo para leer).
En el rubro ficción volví a uno de mis autores favoritos de toda la vida: Stephen King, de cuya autoría leí recientemente La cúpula -próximamente sale una serie de TV basada en ese libro- y 22/11/63. Ambos libros son bastante voluminosos, pero para nada densos.
No ha sido infrecuente que los finales de las novelas de King me dejen un sabor amargo, como si algo no cerrara como yo hubiera querido. Eso me pasó con La cúpula, y no hace falta decir mucho más al respecto. La propuesta sí es interesante, una especie de Gran hermano en un pueblo entero, y el desarrollo de la historia no decepciona como el final. En todo caso, sería recomendable leerlo antes si es que van a ver la serie.
El segundo me resultó mucho más atrapante, además de contar con el valor extra de venir a revitalizar el subgénero de los viajes en el tiempo, dándole una nueva vuelta de tuerca. En otra novela bastante anterior del mismo autor, La zona muerta, surge la pregunta -trillada ya- de si en caso de poder volver al pasado el protagonista sería capaz de matar a Hitler, cambiando así el futuro de la humanidad y, con él, su propio presente. En 22/11/63 el inexperto viajero se encuentra ante un dilema similar, y sus decisiones pueden tener consecuencias inesperadas.
Otro libro de ficción -este de ciencia ficción- que tuve el gusto de leer fue Traición, de Orson Scott Card. De este autor sólo había leído El juego de Ender (dentro de poco podremos ver una versión cinematográfica), que es el primero de una saga de cuatro libros, si no me equivoco, y que me había gustado mucho. Ambos son libros de ciencia ficción vieja, de la buena. En el primero, Traición, un grupo de pueblos muy distintos entre sí se disputa el control de un extraño planeta al que fueron exiliados muchos años antes. En El juego de Ender, la especie humana se ve amenazada por un enemigo extraterrestre, y su futuro depende de niños superdotados entrenados especialmente para la tarea. Los dos, excelentes.