Para los creyentes, suele ser así. Las cosas buenas son obras de sus dioses y las malas son culpa de la gente, aunque algunos ven las desgracias como parte de algún "gran plan". Ese último no es el caso de este hombre de Nueva York, que está demandando a su iglesia por un accidente en el que perdió una pierna.
David Jiménez fue a rezarle a una estatua porque su esposa tenía cáncer. Como la enfermedad remitió -algo no tan inusual y para nada milagroso- el hombre decidió que era obra de su dios y quiso devolverle el favor limpiándola. Así que el 31 de mayo de 2010 fue a la iglesia y se puso a limpiar la estatua de piedra de casi 300 kilos. Por desgracia (mejor dicho, por negligencia), ésta estaba mal sostenida y se le vino encima, destruyéndole una pierna al punto que debió ser amputada. Entonces, como una cosa es ser creyente y otra es ser tonto, el hombre le hizo un juicio a la iglesia. Ahora, ¿a quién estará rezando Jiménez para que la Corte falle a su favor?
La estatua que cura cáncer y amputa piernas |
Hace poco, luego del huracán Sandy, mencionábamos el caso de una estatua en Queens que quedó en pie a pesar de que todas las construcciones cercanas habían sido arrasadas. Para muchos creyentes se trató de un milagro y, en lugar de preguntarse porqué su dios no salvó a las muchas personas que perdieron la vida en ese desastre, le agradecían haber salvado la estatua y lo tomaron como un mensaje de que no hay que perder la fe o algo así. Así que, si una estatua se salva es gracias a Dios; si un cáncer de ovarios remite, también. Pero las tormentas tropicales son causadas por la naturaleza y los accidentes se deben a causas humanas. Simple, ¿no?
Un dios que cobra los milagros.
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