Ignacio Peries y sus manos "milagrosas" |
Hace un tiempo escribía sobre nuestro manochanta local, el Padre Ignacio Peries, que con su extraño acento y sus ya famosas imposiciones de manos cautiva a los fieles. Pero Peries no es el único autoproclamado sanador.
Santuario de la Virgen del Cerro, Salta |
En Salta, una mujer llamada María Livia Galliano de Obeid dijo en 1990 haber visto a la Virgen María, que le pidió que le construya un santuario. Así lo hizo y desde entonces la Virgen del Cerro atrae a miles de creyentes cada año. Al igual que el Padre Ignacio, Galliano asegura curar con el solo toque de sus manos, y las personas hacen largas colas para tener la oportunidad. Este evento es organizado y filmado por su esposo. La ceremonia incluye una peregrinación hasta la cima del cerro, colas para acercarse a la sanadora, el toque mágico de sus manos sobre los enfermos, y los ayudantes que sostienen a las personas que caen desmayadas.
(Como la Iglesia se pone nerviosa cuando aparecen milagros fuera de su
ámbito de control, tanto Peries como Galliano evitan hablar de
imposición de manos o llamarse a sí mismos "sanadores" y prefieren usar palabras como interseciones,
canalizaciones, intermediaciones, etc.. Sin embargo, lo que hacen es imposición de manos y todo el mundo los llama sanadores.)
La Virgen de San Nicolás |
En San Nicolás, la historia de Gladys Motta es muy similar a la de Galliano. Sospechosamente similar, diría si fuera mal pensado. Sí, está bien, soy mal pensado. Motta empezó a tener sus visiones en 1983, 7 años antes. También hizo hacer un santuario y la peregrinación junto a la estatua de la Virgen María ya es directamente masiva. Cientos de miles de personas caminan, pedalean o van en colectivos esperando pedir (a María, a la estatua, a Dios, a Jesús, o a todos juntos) por trabajo, salud, dinero, amor o lo que sea. En este caso no hay personaje sanador, pero sí un santuario enorme construido gracias a las "visiones" de una mujer, una ciudad que ganó en turismo lo que nunca antes y la Iglesia Católica, contenta. En fin, más de lo mismo.
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