jueves, 13 de diciembre de 2012

¿Cuántas veces se anunció el fin del mundo?

Cualquier intento de hacer una lista completa de las veces que alguien anunció el fin del mundo sería inevitablemente en vano, ya que desde que el hombre existe ha habido personas o grupos -algunos honestamente temerosos y otros tan sólo charlatanes aprovechándose de aquellos- que han salido a lanzar advertencias sobre el fin de los tiempos, catástrofes apocalípticas, dioses exterminando a la raza humana, planetas chocando unos con otros o extraterrestres destruyendo la Tierra. Así que voy a enumerar sólo algunos, tratando de separarlos en grupos por autores.

Siempre ha habido personas que buscaron en la numerología algún indicio que anuncie el fin del mundo:
  • El milenarismo, por ejemplo, incluye diversas corrientes que creen en una especie de ciclo místico de mil años: esperaban la resurrección de Cristo en el año 1000 y después en el 2000 (a los numerólogos les encantan los números redondos) y creen que, cuando llegue, su reinado durará (¡adivinaron!) mil años, después de los cuales vendrá el Apocalipsis, el Juicio Final, etcétera, etcétera. Hasta ahora, se han equivocado.
  • Para los seguidores de Jesús los números también son importantes. Son importantes los años que contienen el número 33, como el 1033, en el que se cumplieron mil años de su muerte. Algunos lo toman como un mal presagio y otros como uno bueno. Otro número que los atemoriza es el 666, ya sea al derecho o al revés (el 999), así que los años que lo contienen son esperados con ansiedad (y también son fuente de inspiración para más de una película mala). La Gran Plaga de 1666, lamentablemente, no ayudó a desterrar este mito.
  • En el año 2000 se combinaron la numerología milenarista y la marca de la Bestia: 2000/3 = 666.666. Si el fin del mundo no ocurría entonces, ¿cuándo?
 
Decenas de predicadores, pastores evangelistas, rabinos y hasta locutores de radio han profetizado el fin del mundo, ya sea a causa de algún desastre o por la llegada del Mesías, en un evento que fue denominado Rapto o Arrebatamiento:
William Miller
  • William Miller, fundador del Movimiento Adventista, del cual descienden la Iglesia Adventista del Séptimo Día y movimientos posteriores que se inspiraron en el énfasis de Miller en la profecía bíblica, como los Testigos de Jehová, predijo que Jesucristo "vendrá otra vez a esta tierra, limpiará, purificará, y tomará posesión de la misma, con todos los santos, en algún momento entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo de 1844." Como obviamente esto no sucedió, se anunciaron otras fechas, hasta que después de la última predicción fallida se produjo la llamada Gran Decepción.
  • Desde su fundación en 1870, los Testigos de Jehová no pararon de vaticinar la llegada el fin del mundo. Algunas de las fechas fatídicas -y fallidas- fueron 1874, 1878, 1881, 1910, 1914, 1918, 1925, 1975 y 1984. En 1914, como no pasó nada, argumentaron que en realidad en ese año comenzó el reinado de Satán y sus demonios sobre la Tierra.
  • El evangelista televisivo Pat Robertson predijo el retorno de Jesús a la Tierra en algún momento de la década de los '80. Posteriormente, el pastor F. M. Riley predijo que sería en 1994. Aún lo esperan.
  • En 1994 el pastor John Hinkle, de la Iglesia de Cristo en Los Ángeles, anunció que había tenido una visión en la cual Dios -ni más ni menos- le dijo “El jueves 9 de junio, extirparé el mal de este mundo.” No pasó nada.
  • Harold Egbert Camping
  • Harold Camping, famoso locutor de una radio cristiana, predijo por medio de sus análisis numerológicos de la Biblia que el retorno del Señor ocurriría en septiembre de 1994. Como no sucedió, dijo que se había equivocado en sus cálculos y repitió su anuncio un par de veces más (21 de mayo de 2011 y 21 de octubre de 2011).
  • Marilyn J. Agee en su libro “El fin de los tiempos” anunció que habría dos Raptos, uno el 31 de mayo de 1998 y el segundo el 13 de septiembre de 2007. También a ella le fallaron los cálculos, pero en su página web lo sigue intentando.
  • Phillip Berg, un rabino y miembro del Centro de Estudios Cabalísticos, predijo que el fin llegaría el 11 de septiembre de 1999, basando su predicción en datos encontrados en los "códigos" de la Biblia. Casualmente, esa fecha coincidió con la destrucción de las Torres Gemelas, pero del fin del mundo, nada.
 
Psíquicos, videntes y astrólogos no se quedan atrás con las profesías catastrofistas:
  • El propio Nostradamus, por citar a uno de los más famosos, basaba sus profesías del fin del mundo principalmente en la escatología bíblica y luego hacía extrapolaciones al futuro usando astrología. Básicamente, recurría a fábulas y pseudociencia para predecir el futuro.
  • El astrólogo alemán Johannes Stöffler predijo en 1499 un diluvio universal para el 20 de febrero de 1524. Entre los que le creyeron se encontraba el Conde alemán Von Iggleheim quien, cual moderno Noé, construyó una lujosa arca de tres plantas para sus amigos y familiares. Cuando ese día comenzó a llover, la gente apedreó al conde hasta matarlo para poder entrar al arca y salvarse. Por supuesto, fue sólo una lluvia pasajera.
  • Según el psíquico Charles Criswell King el fin del mundo llegaría el 18 de agosto de 1999. Aparentemente, muy psíquico no era.
 
Los desastres naturales, como terremotos, erupciones volcánicas o incluso ataques de plagas o proliferación de enfermedades, también han sido siempre motivo de ansiedad para quienes más que temer el Apocalipsis parecieran desearlo. Cada vez que ha habido sucesos de estas características, alguien salió a afirmar que llegaba el Apocalipsis y siempre hubo algún grupo de gente que le creyó.

Los eventos astronómicos también han servido para alimentar estas teorías del fin del mundo:
  • El paso de cometas como el Halley o el Hale- Bopp, por ejemplo, siempre han causado conmoción. Algunos creen que chocarán con la Tierra, otros que sus colas contienen materiales tóxicos o radiactivos que destruirán toda la vida del planeta (más de un estafador se dedicó a vender pastillas que supuestamente contrarrestaban estos efectos) y para otros son signos mágicos que presagian que ocurrirá algo malo.Los cometas son sólo pedazos de rocas y hielo que surcan el espacio en órbitas alrededor del Sol. A menos que choquen contra la Tierra, no pueden causar ningún daño.
  • Las llamaradas solares especialmente intensas, que ocurren de vez en cuando, son malinterpretadas y muchos creen que freirán la Tierra. A lo sumo, pueden interferir con las comunicaciones satelitales.
  • Los eclipses de luna también han sido interpretados como malos augurios, pero los eclipses de sol siempre fueron aún más ominosos. Ver de repente que la Luna cambiaba de color o que el Sol se oscurecía debe haber sido algo sumamente terrorífico para los pueblos antiguos, pero hace mucho que sabemos que sólo se trata del paso de la Tierra entre la Luna y el Sol o el paso de la Luna entre éste y la Tierra.
  • Otras alineaciones planetarias, o la alineación de alguno de los planetas con alguna estrella o constelación, han dado pie a los embaucadores para inventar todo tipo de teorías sobre campos magnéticos o gravitatorios alterados y nunca falta alguien que les crea. Incluso se especulaba con que el fin de todo llegaría el 21/12/2012 porque ese día la Tierra, el Sol y el centro de nuestra galaxia estarían perfectamente alineados, lo que provocaría algún tipo de fuerza destructora. Como nos explica el gran astrofísico y divulgador científico Neil deGrasse Tyson, esa alineación se da todos los 21 de diciembre de todos los años, y ninguna fuerza ha aparecido para destruir la Tierra.
  • Las alineaciones -o conjunciones- pueden parecernos poco habituales, pero eso es porque los humanos sólo vivimos unos pocos años. Para el universo, en realidad, son bastante frecuentes. En su libro “Hielo: el desastre final” -una mezcla de pirámides, civilizaciones antiguas súper avanzadas y cambios en el eje de rotación de la Tierra-, Richard Noone predecía que esta configuración traería todo tipo de desastres. El libro se vendió y nada sucedió; seguimos aquí.
  • Se ha llegado a inventar la existencia de planetas que supuestamente chocarían con la Tierra o que pasarían tan cerca de ella como para alterar su órbita. Dos ejemplos: (1) El Planeta X o Nibiru, cuya existencia fue propuesta por Nancy Lieder, una mujer que decía que gracias a unos extraterrestres que le implantaron un aparato en la cabeza para comunicarse con ella supo que este planeta pasaría cerca de la Tierra y destruiría la civilización. Si bien Lieder lo llamó Planeta X, Zecharia Sitchin, un ruso defensor de las teorías de los antiguos astronautas, lo relacionó con Nibiru, un planeta gigante que según su interpretación de antiguos textos religiosos babilonios pasaría cerca de la Tierra. La diferencia era que para Sitchin, Niburu no chocaría con nosotros, sino que al pasar cerca permitiría que sus habitantes vengan a la Tierra, donde serían vistos como dioses. (2) El planeta Hercólubus, que puede haber sido propuesto por el autor new age V. M. Rabolu o el médium y abogado brasileño Hercilio Maes. Para el primero, se trataría de la estrella de Barnard, que sería en realidad un planeta. Para Maes, quien decía contactarse por psicografía con el extraterrestre Ramatís, sería un planeta gigante. Planeta o estrella, ambos coincidían en que destruiría la vida en la Tierra. También es coincidencia que ambos estaban bien pirados. La estrella de Barnard es una estrella y no hay evidencia de que exista ningún planeta en curso de colisión con la Tierra. (Y si lo hubiera, dado el alcance de los instrumentos de observación y detección de cuerpos celestes, llegaría a nuestra vecindad varios miles de años después de haber sido descubierto.)

Por fin, llegamos al 2012 y los mayas
 
Resulta que las culturas mesoamericanas precolombinas, entre ellas los mayas, usaban un calendario llamado Calendario de Cuenta Larga, que era muy distinto del nuestro (en realidad usaban varios calendarios: uno de 365 días y otro de 260 días, y para cuando llegaron los españoles al de Cuenta Larga ya lo habían abandonado). Este calendario, posiblemente creado por los olmecas,  no era cíclico como el nuestro, en el que los días se repiten cada 365 y los años se repiten cada 52; los días no se repetían, sino que se los contaba desde la fecha de la creación del mundo (que según su mitología correspondería al 11 de agosto de 3114 a.C. en el calendario Gregoriano). En ese sistema, las fechas se denominaban usando cinco números: un día se llamaba Kin y 20 de ellos formaban un Winal, 18 de los cuales formaban un Tun. Luego, 20 tunes formaban un K'atun y 20 de ellos sumaban un B'ak'tun. Para verlo más claro:
Así, al 5 de diciembre de 2006 le correspondería el número 12.19.13.15.12. En esta fecha, 12 es el número de b'ak'tunes, 19 k'atunes, 13 tunes, 15 winales y 12 k'ines han pasado desde el supuesto origen del mundo. Salvando las diferencias, no es muy diferente de contar 5 días, 11 meses y 2005 años desde el supuesto nacimiento de Cristo.
 
¿Qué se supone que pasará el 21 de diciembre de 2012? Nada. Mal que les pese a alarmistas, no tiene porqué pasar absolutamente nada. Simplemente, en el sistema de la Cuenta Larga se pasa del b'ak'tun 12 al b'ak'tun 13. Nada más. El 26 de marzo de 2407 se pasará del 13 al 14. Es lo mismo que en nuestro sistema gregoriano pasar del segundo milenio al tercero. Sólo son números utilizados para señalar fechas y calcular períodos de tiempo. Los newagers anuncian que será un "cambio de era", pero es erróneo, las eras son otra cosa. Imaginan que se producirá un cambio espiritual en el mundo, un cambio de consciencia en las personas, pero eso no tiene el menor sentido, especialmente si le preguntamos a un chino, a un hindú o a un ateo qué significa para ellos cambiar de año en un calendario que ciertas culturas precolombinas usaban hace cientos de años. Los conspiranoicos, por su parte, asocian este cambio numérico con (¡adivinaron!) el fin del mundo, a manos de algún asteroide, cometa, planeta, terremoto, maremoto, cambio en el eje rotacional de la Tierra, etcétera, etcétera. Otra excusa, pero el mismo verso.

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