martes, 30 de octubre de 2012

Sandy para todos

El huracán Sandy, que en desde hace unas horas golpea la costa atlántica de los Estados Unidos, ha dado que hablar a mucha gente, no sólo a los climatólogos y los servicios de defensa civil y de emergencias. Algunos vivarachos han hecho circular una imagen falsa de Sandy sobre la Estatua de la Libertad, que en realidad fue creada con Photoshop en 2009 por Robert Bogdany. La NASA, por su parte, está subiendo información detallada sobre huracán y muchas imágenes tomadas desde el espacio:


En un tono menos distendido, el predicador cristiano John McTernan culpó a los homosexuales por el huracán. También, afirmó, es culpa de Obama y Romney, porque ambos candidatos presidenciales son "pro-homosexuales" y apoyan la "agenda homosexual". Aparentemente, cree que la mejor forma que encuentra su dios para protestar contra esa situación es crear una súper tormenta y matar (hasta ahora) a 29 personas, además de dejar incontables heridos y daños materiales. Con dioses así, quién quiere demonios, ¿no?

sábado, 27 de octubre de 2012

Algo sobre la controversia alrededor del Glifosato

Hace poco colaboré con el Blog Proyecto Sandía en un post sobre el Glifosato y quise poner acá una versión un poquito más detallada. Obviamente, este es un tema bastante polémico, pero, como siempre, para llegar a alguna conclusión válida o acercarnos un poco a ella, debemos despojarnos de prejuicios y pasiones irracionales.

En primer lugar, vamos a hablar de una herramienta. Sin dudas, se trata de una herramienta muy útil, pero que contamina el ambiente y es dañina para la salud. ¿Porqué? Porque para producirla hay que talar árboles, abrir minas y contaminar el aire con humo. Además, su uso muchas veces sirve para eliminar selvas y bosques. Por otro lado, al descartarla y tirarla en el medio ambiente también estamos contaminando. Es más, si se la utiliza mal puede causar daños a la salud que van desde insignificantes hasta la muerte, e incluso más de uno la ha utilizado para asesinar a alguien. A pesar de todo esto, está en casi todos los hogares y ni una sola ley ha sido escrita para tratar de limitar o prohibir su uso. Estamos hablando, claro, de los martillos.

Lo mismo (salvo lo de que no haya leyes para limitar su uso) puede decirse de casi cualquier herramienta y de casi cualquier sustancia química de las muchas que tenemos en nuestros hogares. Son herramientas y, como tales, se las puede usar bien o mal.

Primero: ¿qué son las malezas?

Se denominan malezas (por hierbas “malas”) a las plantas -casi siempre hierbas, pero a veces arbustos- no deseadas que aparecen en medio de un cultivo. Pueden ser silvestres, propias del lugar, o haber sido traídas accidentalmente por el hombre o animales. En un lote donde se siembra arveja, por ejemplo, son malezas tanto una ortiga como un rosal. No es una cuestión estética, sino que afectan la producción del cultivo. ¿Cómo la afectan? Compiten con el cultivo por espacio, tierra, agua, aire, nutrientes del suelo y luz.

Antes de pensar en controlar las malezas, sin embargo, hay que preguntarse si vale la pena. A veces hay pocas, de modo que no van a afectar mucho al cultivo; o el cultivo ya está crecido y no se produciría una verdadera competencia, por lo que encarar una acción de control no sería necesario. Pero en general hay que controlarlas, porque sino el rendimiento del cultivo se ve muy afectado. También afectan el valor de los granos cosechados a la hora de la comercialización, porque la presencia de semillas de determinadas malezas entre los mismos se penaliza económicamente.

Hay distintos métodos de control de malezas:
  • Usar herbicidas sintéticos: es lo más habitual en la agricultura y en huertas. A lo largo de la historia de los herbicidas, algunos que demostraron una alta toxicidad han sido prohibidos.
  • Usar herbicidas orgánicos: en unas pocos casos, no es habitual. En algunos casos se ha usado bosta o estiércol en huertas, con resultados desastrosos por intoxicaciones con bacterias.
  • Manual: sacarlas a mano, con pala o zapín. Se hace en huertas de poca superficie.
  • Por resistencia: usar variedades resistentes a climas o ambientes que las malezas no toleran.
  • Control regulador o legal: evitar la entrada a la región de semillas de las malezas, para que no se establezcan.Se rocían con venenos las ruedas de los vehículos, se prohibe el ingreso con determinados alimentos, etc.
  • Cultural: que no se relaciona con la cultura, sino con prácticas agrícolas mecánicas que sirven para que el ambiente no sea favorable a las malezas. Por ejemplo, arar el suelo para evitar que las malezas broten o fertilizar el cultivo para que compita con más eficiencia.
También hay distintos tipos de malezas, que básicamente se dividen en malezas de hoja ancha y malezas de hoja angosta. No vale la pena entrar en detalles, pero basta decir que tienen distintos metabolismos y se controlan con distintos herbicidas.

Volvamos al Glifosato.

El Glifosato es un herbicida, es decir, un producto que sirve para matar hierbas. Su nombre científico es N-fosfonometilglicina, y su fórmula química es C3H8NO5P. Según Wikipedia: "Es un herbicida no selectivo de amplio espectro, desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes. Es un herbicida total. Es absorbido por las hojas y no por las raíces. Se puede aplicar a las hojas, inyectarse a troncos y tallos, o asperjarse a tocones como herbicida forestal. La aplicación de Glifosato mata las plantas debido a que suprime su capacidad de generar aminoácidos aromáticos.”

¿Qué significa toda esta terminología? Que sea de amplio espectro significa que controla una gran variedad de vegetales, ya sean malezas de hoja ancha o angosta, e incluso árboles y arbustos, siempre que se use la dosis adecuada. Podemos darnos cuenta, entonces, de que este producto sirve para reemplazar a varios otros. Es no selectivo porque ataca tanto al cultivo como a las malezas. Sin embargo, sí es selectivo para los cultivos que hayan sido modificados genéticamente para no ser afectados por el mismo. Sistémico significa que se absorbe en el punto de contacto con la planta (las hojas en este caso) y se traslada a toda la planta a través de su sistema vascular. El uso en troncos y tocones no es habitual porque para eso hay otros productos mejores.

En su formulación más habitual, el producto tiene que caer sobre las hojas. Todo lo que caiga sobre el suelo se pierde, es decir, no producirá ningún efecto sobre las malezas. Tampoco hay que aplicarlo con mucho sol para que no se evapore antes de ser absorbido. El viento, que también favorece la evaporación, puede hacer, además, que el producto vuele varios metros y no caiga donde uno quiere o incluso que llegue a lotes vecinos, causando estragos en otros cultivos.

Su uso más común es: a) antes de que el cultivo emerja, para matar todas las malezas presentes y eliminar la competencia, y/o b) cuando el cultivo ya está emergido y se quieren eliminar las malezas que ya están compitiendo. También tiene otros usos, como eliminar malezas de alrededror de determinados árboles frutales, limpiar vías de ferrocarril, banquinas y cunetas de rutas y autopistas, etc.

Más allá de todo lo anterior, hay que aclarar que es importante dejar algunas partes de los campos sin tratar, como bordes de caminos, alambrados perimetrales o islas en el medio de los lotes. Dejar árboles, arbustos, hierbas e insectos en esas superficies no afecta al cultivo y sirve para preservar la biodiversidad de flora y fauna. Mucha gente no respeta esta recomendación y los paisajes generados por el abuso de los herbicidas provocan verdadera tristeza.

La controversia sobre la toxicidad.

Hay mucho mito alrededor del Glifosato y en los últimos años se ha extendido la creencia de que estaría provocando enfermedades degenerativas, cánceres, abortos y muertes. Dado que en nuestro país las causas de muertes en ciudades chicas o poblaciones rurales casi no se registran y todo se anota como "causas naturales" (salvo los casos obvios, como accidentes, suicidios u homicidios), esto sería imposible de comprobar estadísticamente.

Nuestro amigo, Dr. Gen, nos cuenta que en Argentina se han llevado a cabo algunos estudios sobre su toxicidad, pero que estuvieron mal planteados y además han sido exagerados y mal interpretados por los medios. Como bien nos explica, el Glifosato “es un químico que impide que los organismos segreguen una encima responsable de sintetizar aminoácidos importantes para la vida (fenilalanina, tirosina y triptófano). Si las plantas son rociadas con esto, al poco tiempo se mueren, pero las personas no, porque nuestro cuerpo no fabrica esos aminoácidos, sino que los ingiere con la dieta”. Cabe agregar que allgunos de los coadyuvantes agregados al Glifosato sí pueden resultar tóxicos. De ahí la importancia de hacer estudios serios contínuamente, para descartar formulaciones peligrosas y permitir las que no lo sean. Se puede encontrar más información al respecto en un extenso informe realizado por la Universidad Nacional del Litoral.

Uno de los estudios, realizado por el Laboratorio de Embriología Molecular del CONICET-UBA, concluye que provoca trastornos intestinales y cardíacos, malformaciones y alteraciones neuronales. Pero el estudio, tal como aclara Dr. Gen y como se ha dicho miles de veces, aunque nunca con suficiente difusión, no fue hecho sobre personas ni siguiendo los reglamentos de aplicación del Glifosato, como diluirlo según se usa en los campos y tomar muestras de producto percolado a través de varias capas de suelo, sino que sumergieron embriones de anfibios en este químico en estado puro, con los terribles resultados que eran esperables. Los embriones son, obviamente, organismos muy delicados y si se los sumerge en casi cualquier sustancia, desde una bebida cola hasta líquido limpiavidrios, o incluso agua muy salada, van a sufrir malformaciones o muerte. En este estudio no se usaron sustancias testigo, doble ciego ni revisión por pares. Perfectamente podría ni haberse hecho, ya que quienes lo hicieron ya sabían lo que esperaban obtener antes de hacer los ensayos.

Casi todos los agroquímicos, que, recordemos, son venenos, pueden ser peligrosos para el ser humano si se ingieren, o si entran en contacto con nuestras mucosas (boca, nariz, conjuntiva) o con nuestra piel, o si llegan a flujos de agua dulce, ya sean espejos de agua, cauces subterráneos o napas freáticas. Por eso en la provincia de Santa Fe, la Ley 11.273 reglamenta a qué distancia mínima de instalaciones urbanas se pueden rociar los diferentes químicos según su categoría y método de aplicación.

Hasta hace unos años, las categorías de toxicidad de los agroquímicos iban de la A a la D, siendo la D la menos tóxica. Esta clasificación cambió y hoy las categorías son Ia, Ib, II, III y IV. El Glifosato se encuentra en esta última, la menos tóxica, o “Probablemente sin riesgo toxicológico”. Esto se refiere, claro, al producto usado correctamente y siguiendo las instrucciones del marbete y las normas de seguridad. El hecho de actuar negligentemente (no usar protección adecuada, dejar los recipientes goteando al alcance de niños o animales, etc) es un problema de los empleados o los empleadores, pero no de la sustancia ni de quienes la fabrican y comercializan. La gente despotrica contra las empresas que fabrican estos productos sin pararse a pensar que en sus propias casas utilizan muchas otras sustancias, como la lavandina, los productos de limpieza o los insecticidas en tabletas, cremas o aerosoles, que pueden ser mucho más peligrosos que los herbicidas usados en los campos. Aquellos se aplican lejos de las ciudades, son descompuestos por la luz solar, percolan a través de metros de suelo y, quizás, algunas moléculas lleguen a las napas freáticas y, quizás, alguna llegue a algún tanque de agua. Los productos hogareños, en cambio, son rociados en espacios cerrados, sobre las ropas, cerca de las vajillas y las paredes de las casas o directamente a centímetros de las caras de los niños. A pesar de las publicidades televisivas, en las que las madres los rocían alegremente en las casas y los jardines, todos traen instrucciones de qué hacer o a dónde llamar en caso de intoxicación.

Más controversia.

El modelo de negocio de algunas de las empresas semilleras es vender agroquímicos y, a su vez, semillas resistentes a esos agroquímicos. La patente del Glifosato de Monsanto finalizó en el año 2000, por lo que hace años que son varias las empresas que venden este producto en diversas formulaciones y presentaciones.

El gran escándalo que se viene dando desde hace rato alrededor de este químico podría ser una mezcla entre desconocimiento por parte del público lego en la materia y repudio a cualquier cosa que provenga de Estados Unidos, sumado a un miedo de muchos sectores a determinados avances científicos o incluso a la ciencia en general. Sí, fui suave y no mencioné la palabra conspiranoia. Oops! I did it again...

(Gracias a Ezequiel y Lisandro por varias partes del texto de este post.)

viernes, 19 de octubre de 2012

El salto de Baumgartner y su malísima versión hollywoodense

Felix Baumgartner a punto de saltar desde la estratósfera
El 14 de octubre de este año, el paracaidista Felix Baumgartner completó con éxito su salto más importante: saltó a tierra desde un globo de helio que lo llevó a 39.045 metros de altura. Sí, eso ya es la estratósfera, y era lo último que le quedaba por hacer, después de haber saltado de edificios, aviones, puentes, e incluso hacia el interior de cuevas. Entre otros récords, fue el primero en cruzar el Canal de la Mancha planeando en caída libre. Antes de este salto, y como parte del Proyecto Stratos, Felix hizo otros dos saltos de prueba, desde 21,818 y 29,460 m respectivamente. La velocidad de caída alcanzada fue de 1.342 km/h, o Mach 1,24, lo que lo transformó en el primer humano en superar la barrera del sonido sin usar un vehículo.





Esta es una animación que muestra cómo fue el ascenso del globo, llevando a Felix dentro de una cápsula hasta la altura del salto, y una simulación del mismo. Se ve también cómo el globo se hincha al ir asendiendo. Esto es porque, como a mayor altura hay menos presión, el helio que contiene va ocupando cada vez más espacio.

La cápsula llevó varias cámaras para documentar el momento del salto. Este video es un resumen, en el que se eliminaron los minutos de caída libre filmada desde tierra. Se puede ver a Felix salir por la escotilla, soltar su suministro de oxígeno, pararse en el escalón, mostrar el OK a la cámara superior y dar el salto al vacío. Podemos ver los primeros segundos de caída libre desde la perspectiva del globo y luego el aterrizaje en paracaídas.


A principios de este año, se estrenó la película Lockout, una mala mezcla de Fuga de Nueva York y Duro de Matar, donde el protagonista, como siempre condenado injustamente, es enviado a una prisión de máxima seguridad ubicada en el espacio. Hacia el final de la misma, podemos ver una versión hollywoodense del salto de Baumgartner, pero desde una estación espacial, es decir, una altura mucho mayor que la estratósfera (la ISS se mantiene a una altura de entre 300 y 400 km, contra los 39 de la Stratos). Como suele pasar, el cine nos decepciona. Primero, algo muy común en las películas que se desarrollan en el espacio, dentro de la estación espacial había gravedad. El recurso habitual suele ser mostrar que la estructura gira, generando una fuerza centrífuga que dé la ilusión de gravedad y "pegue" a los astronautas a las paredes, que para ellos pasan a ser el suelo. Pero ese no parece ser el caso, ya que, al momento del salto, los protagonistas corren con el suelo en sentido paralelo al eje de rotación de la estación. Segundo, si bien en los primeros minutos de la película veíamos astronautas flotando fuera de la estación, presumiblemente haciendo reparaciones, parece que después los guionistas se olvidaron de que los objetos flotan en el espacio, porque los protagonistas se arrojan desde una puerta y caen rápidamente hacia la Tierra, en lugar de salir flotando. Luego, como no pueden faltar las explosiones a último momento, una bomba (o algo parecido) hace volar la estación y los fragmentos dejan inconsciente a la chica. Esto deja al héroe con la tarea de agarrarla antes del reingreso a la atmósfera terrestre, para lo cual hace skydive en el espacio, algo imposible porque no hay aire. Después, activa el mecanismo que los libera de los trajes espaciales, trajes supuestamente aptos para soportar las temperaturas de reentrada, de más de 1.500 ºC, que hoy sólo toleran las placas de cerámica de los escudos térmicos que llevan los transbordadores y las cápsulas espaciales. Entonces, se engancha a la chica y abre su propio paracaídas, que por suerte tenía y que, también por suerte, era apto para el peso de dos personas.


En fin, la realidad sigue siendo mejor que la ficción.

lunes, 15 de octubre de 2012

América no era un paraíso, o la falacia del buen salvaje

El 12 de octubre se conmemora la llegada de Cristóbal Colón a América -más concretamente a la isla Guanahaní- y con ello el descubrimiento del nuevo continente, llamado luego Nuevo Mundo por historiadores y geógrafos. Esta conmemoración provoca reacciones de lo más diversas.

Por un lado, se la recuerda como un hito de enorme importancia para la humanidad: se descubrió una parte desconocida del planeta, así como nuevas civilizaciones, idiomas y culturas; favoreció, como toda gran empresa, el desarrollo de nuevas tecnologías; se encontraron fuentes de materias primas, desde minerales hasta alimenticias, que eran desconocidas o escasas en el Viejo Mundo. Gran parte de los alimentos actualmente más importantes para la humanidad fueron desarrollados por los pueblos americanos o encontrados en este continente. Por el otro, se la considera una fecha nefasta por haber sido el principio del fin para las civilizaciones americanas. 

Si bien esto es cierto -y de ninguna manera pretendo restarle importancia ni justificar las matanzas llevadas a cabo por los conquistadores, sino tan sólo poner las cosas en su contexto- el exterminio de sus habitantes no se debió únicamente a las armas de aquellos. En el caso de los incas, por ejemplo, una fuerte guerra civil se desató por la sucesión del trono y esto contribuyó a su decadencia. Muchos miles de americanos perecieron, además, como consecuencia de las nuevas enfermedades traídas por los recién llegados, para las cuales sus organismos no tenían defensas.

América tampoco era el idílico paraíso que muchos parecen creer que era. Esto tiene que ver con el "mito del buen salvaje", falacia que afirma que la civilización corrompe al ser humano y que todos viviríamos mejor estando más cerca de la naturaleza, en un estado casi salvaje. En relación con el descubrimiento de América, quienes promueven esta teoría nos quieren hacer creer que los indígenas eran invariablemente personas justas y amables que vivían en armonía con la naturaleza en sociedades donde imperaba el amor al prójimo. Esto es falso porque deja de lado todo lo que no se ajusta a esa teoría, como las guerras, los sacrificios humanos rituales, el machismo brutal, la sumisión absoluta al líder, chamán o sumo sacerdote, así como una vida en condiciones casi miserables, expuestos al clima, los invasores, las plagas, y con una esperanza de vida mucho menor a la de hoy en día. 

Existe también la falsa creencia de que todo lo natural es bueno (pensemos, entonces, en todos los desastres que son naturales, como los impactos de meteoritos, erupciones volcánicas, terremotos devastadores, así como en las plagas, ataques de animales carnívoros o enfermedades incurables, por ejemplo) y que las culturas antiguas, viviendo en contacto con la naturaleza, eran más sabias que las civilizaciones actuales. Si esto fuera cierto, aún se practicarían la danza de la lluvia para hacer llover y los sacrificios rituales para obtener mejores cosechas, seguiríamos creyendo que la Tierra plana, intentando curar enfermedades usando magia y adjudicando todo lo que no fuéramos capaces de comprender a la voluntad de dioses invisibles. Bueno, esto último aún lo hacemos.

Incas y aztecas, dos de las civilizaciones más importantes del continente, eran conquistadores tan sanguinarios como los que después los conquistaron a ellos. Invadían, saqueaban, secuestraban y esclavizaban a los demás pueblos, matando a hombres, mujeres y niños por igual. Los mayas, a su vez, estaban permanentemente en guerra unos con otros.

Ritual de sacrificio humano azteca
Los sacrificios humanos eran moneda corriente, ya fuera para apaciguar a algún dios o lograr una buena cosecha (claro que esto no era muy diferente de las quemas de herejes en hogueras en el Viejo Mundo). Hay evidencias de que los olmecas, toltecas y totonacas, por ejemplo, sacrificaban niños. Los mayas extraían el corazón de niños y adultos y practicaban la tortura ritual. Los aztecas eran bastante proclives a los sacrificios humanos. Para ellos, cada 52 años el Sol podía extinguirse y, para salvarlo, un enemigo tenía que ser sacrificado en el monte Huixachtépetl, después de lo cual más sangre y corazones humanos debían ofrecerse periódicamente durante los siguientes 52 años. Por supuesto, la práctica servía también a una estrategia de dominación: garantizar los privilegios de las clases dominantes. Los sacrificados a Xipe Tótec eran desollados después de muertos y su piel era utilizada por los sacerdotes que, poniéndosela encima, personificaban al dios. En la cultura inca, el sacrificio humano se llamaba «Capacocha» y generalmente se usaban niños. Se llevaban a cabo después de la muerte del Emperador o durante una hambruna. Se cree que los niños usados tenían que ser físicamente perfectos, lo mejor que se le podía ofrecer a los dioses. Se los adornaba con ropa fina y joyas y se los llevaba a Cusco, donde se realizaba un banquete en su honor. Luego, el sumo sacerdote los llevaba a una montaña, donde los sacrificaba por estrangulación o golpes en la cabeza. Los incas practicaban también la deformación creaneal, envolviendo las cabezas de los bebés recién nacidos en telas muy ajustadas para darles una forma más cónica. Esto se hacía a los hijos de los nobles, para marcar la diferencia de clases sociales en sus comunidades.

Intentemos verlo desde la perspectiva de los europeos. Éstos, a su llegada, se encontraron con hombres y mujeres que iban semi desnudos o se cubrían con cueros y telas, adornándose con plumas, piedritas o huesitos; no hablaban sus mismos idiomas y sus pautas culturales eran totalmente distintas; en lugar de creer en un único dios todopoderoso, cada cultura tenía una religión diferente y veneraban a muchos dioses, que representaban a los astros, los elementos, la vida y la muerte o algunos animales; sus armas eran lanzas, flechas y piedras; como embarcaciones sólo contaban con canoas y balsas con las que recorrían los ríos y lagos. Lógicamente, a los invasores les deben haber parecido salvajes, subdesarrollados, casi animales, y seguramente vieron esa inferioridad en lo tecnológico, militar y armamentístico como una oportunidad para quedarse con sus tierras y sus riquezas y de paso usarlos como mano de obra e incluso inculcarles su religión como otra forma más de dominio y control. Y es que los conquistadores venían a eso, a conquistar y a buscar riquezas para ellos y para llevar a sus tierras. ¿Qué debieron haber hecho? ¿Decir "Hola, ¿qué tal? Pensamos que acá no había nadie, perdón, ya nos vamos"? ¿Volver a sus cortes y explicar que el lugar ya estaba ocupado? Hoy podemos opinar que ese sería el curso de acción más civilizado, pero el concepto de lo que es o no es civilizado era muy diferente hace quinientos años.

Por supuesto que la conquista de América y la imposición del cristianismo se hicieron por la fuerza y a un costo incalculable de vidas humanas, pero, por lamentable que hoy nos resulte, así es como casi todos los países lograron los territorios que actualmente ocupan. Pretender "devolver" dichos territorios a los descendientes de sus primeros habitantes es casi tan ridículo como la culpa que muchos parecen sentir o querer que los demás sintamos por vivir donde vivimos.

jueves, 11 de octubre de 2012

La Evolución y el Big Bang: puras mentiras. ¿O no?

Que siga habiendo gente que no sepa nada sobre la Teoría de la Evolución porque aún hay escuelas en las que no se la enseña, es una lástima. Que haya personas que, habiendo recibido educación universitaria, sostengan que la evolución y el Big Bang son mentiras y que la Tierra tiene menos de diez mil años de edad, es penoso. Pero que esto provenga de boca de un Congresista de los Estados Unidos, que además es médico, es directamente bochornoso. (Para colmo, se llama Paul Broun. Sí: como 'Doc' Brown... casi.)

Paul Broun
Broun pertenece a la Convención Bautista del Sur, una congregación principalmente Protestante, Bautista y Evangélica que cuenta con unos 16 millones de miembros en EEUU. Es, obviamente, republicano y en su distrito electoral no tiene adversario. Aunque parezca increíble, pertenece a los comités de ciencia y tecnología y seguridad nacional.

"La palabra de Dios es la verdad. Me he dado cuenta de eso. Todas esas cosas que me enseñaron sobre evolución, embriología, la teoría del big bang; todo eso son mentiras salidas directamente del pozo del infierno. Y son mentiras creadas para impedirnos a mí y a todos aquellos a los que se les enseñan entender que necesitan un salvador. Miren, como científico he encontrado mucha información científica según la cual la Tierra es joven. No creo que tenga más de nueve mil años de edad. Creo que fue creada en seis días como los conocemos. Eso es lo que nos dice la Biblia." 

Broun no sólo hizo estas afirmaciones, en las que deja en claro que no tiene idea de lo que es la ciencia ni lo que son los datos científicos, sino que además aseguró que la "Santa Biblia" es la guía a seguir para cada aspecto de la vida. (Como ya dije un par de veces, si viviéramos según lo que dice la Biblia, deberíamos estar constantemente matándonos los unos a los otros; la Biblia está llena de ignorancia, discriminación, odio, violencia y muerte.) Incluso cuenta que fue Dios quien lo inspiró para que se postulara como congresista por primera vez en 1990. Claro que le llevó su tiempo: fue electo recién en 2007.
 
De poco sirve la excusa dada por su vocera, Meredith Griffanti, según la cual Broun hablaba off the record frente a un grupo de personas religiosas sobre sus creencias personales en relación a asuntos religiosos. Primero, debería saber que un político nunca habla off the record. Segundo, Broun estaba, efectivamente, afirmando que es creacionista y que no cree en la ciencia. Y es médico. Y es un legislador. No puedo menos que desear que no sea reelegido y que sus pacientes piensen seriamente en cambiar de doctor.

En su discurso también cuenta que le gusta salir a cazar (su oficina está repleta de "trofeos"), cómo mató a un oso -que, inexplicablemente para él, siguió corriendo varios minutos después de que lo hiriera de muerte- y que está seguro de que Dios guió una bala con la que mató a un león.

Una pinturita.

Versión corta del video: www.youtube.com/watch?v=rikEWuBrkHc.

Las religiones buenas no existen

En estos días me enteraba, lamentablemente sin asombro, del intento de asesinato de Malala Yousafzai, una niña pakistaní de solo 14 años. El motivo: el odio religioso. Resulta que desde su blog y su página de Facebook, Malala aboga por la paz en su país y critica al régimen Talibán, un movimiento islámico extremista que busca instituir la ley islámica, o Sharia, en todo el mundo musulmán. Los abusos de los derechos humanos por parte de este grupo incluyen terrorismo, masacres, tráfico de personas y un odio patológico hacia las mujeres. El trabajo de Malala exigiendo que la educación pakistaní incluya a las niñas y adolescentes le valió premios e incluso una escuela fue nombrada en su honor. 
Malala Yousafzai
Extracto de una de las entradas de su blog, que fue publicado por la BBC:
Lunes 5 de enero: No uses vestidos de colores

Me estaba vistiendo para ir a la escuela y me iba a poner el uniforme pero me acordé de que la directora nos había dicho que no usáramos el uniforme sino nuestra ropa habitual. Así que me puse mi vestido rosa favorito. (…) Más tarde, en la escuela, nos dijeron que no usáramos ropa de colores porque el Talibán no estaría de acuerdo.
Para los talibanes, todo esto fue suficiente para que decidieran mandar un asesino a dispararle en la cabeza cuando se encontraba en un transporte escolar, hiriendo además a otras niñas. El vocero del régimen se adjudicó el atentado, diciendo que Yousafzai es "un símbolo que representa a los infieles y la obscenidad." Los talibanes son

Ante este tipo de noticias, no puedo menos que reafirmar mi opinión de que las religiones no tienen nada de bueno. Sólo contribuyen a la ignorancia, los prejuicios, la discriminación y aportan bases para el odio, la división y la xenofobia. Una prueba de esto es que las atrocidades cometidas en su nombre son mayores cuando quienes las cometen más se ciñen a lo que éstas dicen, interpretando sus escritos "sagrados" más al pie de la letra (de ahí viene la expresión fundamentalismo religioso). Como los talibanes. Quienes opinan que sientan bases para la buena convivencia o la moral, les cuento: estamos en en Siglo XXI. No hace falta creer en mitos para portarse bien. Tampoco debería hacer falta la amenaza de un castigo divino para hacerlo.

Así como hay fundamentalistas, gente que desprecia a las mujeres, discrimina a los homosexuales, odia a los que no pertenecen a su credo, asesina a ateos y herejes -sin importar si se trata de niñas de 14 años- o pone bombas en clínicas de salud en las que se realizan abortos, hay otros -los llamados moderados- que, habiendo leído el mismo libro, no lo toman al pie de la letra, son tolerantes, aman la diversidad, respetan al prójimo y debaten sin violencia sobre estos y muchos otros temas. Son las personas las que deciden, en base a sus conceptos de ética, moralidad y justicia, qué partes de sus religiones tomar y qué partes no, qué preceptos seguir y cuáles no. ¿Qué hace la diferencia? La educación, los valores que nos enseñan en casa y en la escuela, donde aprendemos qué está bien y qué está mal, más allá de lo que diga la religión. Si fuera por las escrituras, deberíamos salir a asesinar a mucha gente, pero no lo hacemos porque sabemos que eso estaría mal. Esto no significa que defienda a los moderados, que generalmente no critican las atrocidades cometidas por los extremistas y a veces incluso las justifican.

Así que, si los libros sagrados pueden ser reinterpretados de mil formas, si cada creyente toma lo que le parece bien y descarta lo que le parece mal, si admitimos que determinadas partes son metáforas, mitos y leyendas, exageraciones, o directamente puros inventos y que hay partes que van directamente en contra de todo lo que consideramos ético, moral, civilizado, si además vemos que el hecho de que una persona profese una religión y no otra es meramente una cuestión de geografía y azar, entonces, ¿qué tienen de sagrado esos libros? ¿Porqué creer en ellos? ¿Porqué vivir -o matar- por ellos?

Actualización:

Si bien dejé de escribir en este blog, no pude evitar incluir la noticia de que Malala Yousafzai acaba de recibir el Premio Nobel de la Paz. ¡Una muy buena noticia!