jueves, 7 de febrero de 2013

¿Cortar o no cortar? El dilema de la circuncisión. 1ª parte: Sobre su antigüedad y origen.

Y bueno, alguna vez teníamos que agarrar el tema, así que, manos a la obra. Creo que va a ser un poco largo, pero si se estira mucho en algún lado lo cortamos ;)

Qué es

Para los que no estén al tanto, la circuncisión es la eliminación quirúrgica del prepucio del pene. Hay bastante controversia en cuanto a la utilidad de esta práctica, que se realiza en casi todo el mundo desde hace milenios. La verdad es que es una cirugía bastante sencilla, sólo lleva unos 15 a 30 minutos y, de no mediar ninguna complicación, los cuidados post operatorios consisten simplemente en cambiar unas gasas diariamente durante 5 a 8 días, aplicando un poco de talco cicatrizante y antimicrobiano, tipo Farm-X o Butimerin. Puede hacerse de diversas formas, a cualquier edad, por distintos motivos y su origen es bastante incierto.

Sobre su antigüedad y quienes la practican

Como decíamos, su verdadero origen no está del todo claro, pero los documentos más antiguos al respecto provienen -oh, sorpresa- del antiguo Egipto, de dibujos y bajorelieves encontrados en tumbas que datan del 2340 a.C. Como vemos, a pesar de que la creencia popular sea que la circuncisión es un invento judío, ésta parece ser bastante anterior (si bien no hay forma de datar con precisión los acontecimientos descriptos en el Génesis, de los que hablaremos más abajo, parece improbable que sean más antiguos que el 1500 a.C.).

Más adelante, cerca del 440 a.C., Heródoto escribiría en el segundo libro de sus Historias: "[...] y mientras que otros hombres, salvo aquellos que hayan aprendido de los egipcios, tienen sus miembros tal como la naturaleza los hizo, los egipcios practican la circuncisión [...]".

Por lo que pude encontrar en una búsqueda rápida, los historiadores parecen estar todos muy convencidos de cosas muy distintas en cuanto a las causas por las que los egipcios la realizaban en aquel entonces.
  • Unos especulan que podrían haber sido principalmente místicas, desde un sacrificio religioso, un rito de paso, un intento de asegurar virilidad y fertilidad o incluso alguna forma de magia simpática al asimilar la forma del pene a la del corazón (?), mientras que otros sugieren que se inventó por motivos higiénicos, para los casos en los que la gente no podía bañarse -o al menos limpiarse adecuadamente la zona en cuestión- todos los días. 
  • Unos dicen que lo que se buscaba era aumentar el placer sexual, a pesar de que filósofos como Filón y Maimónides mencionaban que una de sus ventajas era evitar el placer excesivo
  • También hay quienes creen que era una forma de marcar físicamente a los ciudadanos de clases altas, pero otros dicen que servía para humillar a esclavos y enemigos vencidos. 
Así que, como vemos, es difícil estar seguros de porqué lo hacían y todo depende al autor que leamos. Lo que sí se sabe es que la práctica se fue expandiendo hacia las naciones vecinas, principalmente semitas, y luego al resto del mundo (claro que también es muy posible que otros pueblos la hayan descubierto por cuenta propia). Sin embargo, lo que más contribuyó a la difusión de la circuncisión no fue su uso durante el reinado del faraón Teti, de la Sexta Dinastía de Egipto, sino los desvaríos de un viejo que escuchaba voces cuando caminaba por el desierto mesopotámico, y que sería el fundador de las tres religiones más importantes del mundo.

La historia de Abraham es relatada en varios capítulos del Génesis, el primero de los libros que componen la Torá y el Antiguo Testamento, aunque como no hay otro registro histórico donde se lo mencione, es casi imposible asegurar que realmente haya existido. En el Capítulo 17, se cuenta que este buen hombre charlaba un día con su amigo imaginario (aparentemente, Aby tenía por aquel entonces 99 años, así que supongo que se le puede perdonar que lo hiciera) y éste le propuso un pacto, por el cual le daría juventud, belleza, muchos hijos y tierra para él, su descendencia y todo su pueblo, que lo seguiría a donde fuera y serían felices comiendo perdices (sí, las perdices son kosher). La letra chica del contrato decía, entre otras cosas, que todos los que aceptaran este pacto -y por él formar parte del que a partir de entonces se conocería como el pueblo de Israel- deberían estar circuncidados. Así que ese es el origen mitológico de la circuncisión como ritual judío: un dios todopoderoso eligió a un pueblo como "suyo" (si es todopoderoso, qué necesidad había de hacer esa elección) y no se le ocurrió mejor forma de marcar a su gente que obligar a los varones a cortarse el prepucio.

Para el cristianismo y el islam, el origen de la circuncisión es el mismo, ya que las tres religiones tienen un origen común. Sin embargo, mientras que hoy en día el cristianismo se mantiene más bien neutral al respecto, sin considerarla un requisito ni tampoco prohibirla(*), los musulmanes sí siguieron a los judíos en la casi obligatoriedad de ese ritual. Para ellos, la circuncisión es una cuestión de limpieza e identidad cultural, a la vez que es una forma de acercarse a su profeta, Mahoma, de quien se dice que nació sin el prepucio. Esta práctica no se menciona en el Corán (aunque sí en las hadices) ni es -teóricamente- una obligación, pero sí se la considera una importante tradición y casi todos los varones musulmanes están circuncidados.

Algunas culturas aborígenes africanas y australianas también practican la circuncisión como parte de sus rituales.


(*) Sin embargo, en la Bula de Unión con los Coptos, de 1442, el Papa Eugenio IV declara que la Santa Iglesia Romana ordena a todos los cristianos "no practicar la circuncisión antes o después del bautismo, ya que pongan o no su fe en ella, no puede ser observada sin la pérdida de la salvación eterna." Las Bulas Papales aparentemente no se anulan (**), sino que en general simplemente pierden su vigencia con el paso del tiempo. Millones de cristianos son circuncidados, así como los cristianos coptos y los miembros de la Iglesia Ortodoxa Etíope, y creo que hoy ya nadie dice que por eso no vayan a ir al Cielo.

(**) Bueno sería que algún Papa saliera a aclarar que algunas de las barbaridades que escribieron sus antecesores ya no tienen valor de ley, como para evitar confusiones, ¿no?

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