sábado, 29 de junio de 2013

Dios no es bueno, de Christopher Hitchens

Tuve el gusto de leer Dios no es bueno hace unos meses y puedo decir que es uno de los mejores libros de no ficción que leí en años. Se lo recomiendo tanto al que quiera empezar a conocer algunos de los daños que desde hace milenios causan las religiones a los seres humanos, como así también a quien ya haya leído otras cosas y quiera profundizar en el tema. En lo posible, aconsejo buscarlo en su idioma original. Por un lado, porque en las traducciones que hojeé vi algunas diferencias importantes. Por el otro, porque quien lea en inglés va a disfrutar de todas las florituras que el autor usa y que generalmente en las traducciones se pierden o no tienen el mismo sentido. Un libro excelentemente escrito y que, sin un solo párrafo que no valga la pena leer, mantiene el interés del lector en todo momento. Como me dijo un amigo, “abrilo en cualquier página al azar y seguro te vas a encontrar con algo interesante.”
 
Dios no es bueno no es un libro de teología, así que quien busque un debate sobre la existencia o inexistencia de dioses y seres sobrenaturales se verá decepcionado. Más bien, trata sobre los efectos de las religiones en el mundo, desde épocas remotas hasta el presente e incluso abre algún debate sobre qué clase de futuro nos espera si seguimos “respetando” las creencias religiosas.

Para empezar, Hitchens cuenta un poco sobre sí mismo, su educación y su relación personal con algunas religiones. Sigue con experiencias que vivió en distintos países y narra segmentos de conferencias y entrevistas de las que participó.

Continúa con una exposición de los efectos nocivos que tienen las religiones sobre la salud, al condenar el uso de preservativos, denostar la utilización de vacunas contra enfermedades de transmisión sexual, demonizar el aborto, prohibir la educación sexual o permitir el contagio de bebés con herpes al fomentar la circuncisión ritual, por ejemplo. Podríamos agregar en esta categoría a las torturas de "herejes", las quemas de "brujas" y los innumerables suicidios de personas que creían que se avecinaba el temido Apocalipsis.
 
Luego, a través del análisis de algunos de los textos sagrados de las principales religiones del mundo, como el Antiguo y el Nuevo Testamento y el Corán, expuestos como meras fantasías de mentes que vivieron en la Edad de Bronce mezcladas con segmentos lisa y llanamente inventados con posterioridad, el autor demuestra cómo creer en todos esos mitos, leyendas y mentiras ha generado a lo largo de la historia -y lo sigue haciendo- incontables guerras, odio, discriminación, muerte y atraso cultural y tecnológico. Después de leer estas secciones, queda claro que en ningún caso se trata de “religiones de paz y amor”, como suelen presentase a sí mismas.

En otro capítulo, un tanto más tragicómico por lo increíble que resulta la historia, se relata el surgimiento del mormonismo, y es ahí mismo donde vemos con claridad cómo se puede construir una religión completa casi desde cero, tomando partes “prestadas” de otras religiones e inventando el resto y lograr fácilmente que millones de personas la sigan.

Finalmente, Hitchens centra su análisis en cuestiones fundamentales: ¿son buenas las religiones? ¿Hacen que las personas sean mejores? ¿Han servido para hacer bien o mal al mundo a lo largo de la historia? ¿Es correcto enseñarlas a los niños como verdades universales y doctrinas infalibles? ¿Es aceptable que los países sigan basando sus políticas internas y externas en creencias religiosas?

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