miércoles, 21 de marzo de 2012

Las terapias akáshicas hecen temblar a Watson y Crick


El pasado 10 de marzo asistí a la se Expo IntegrativaRosario 2012, realizada en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia, de Rosario, con el lema “Bienvenido al Arte del Bienestar”. Se publicitaba el evento como “un espacio destinado a prácticas, productos y servicios para la salud integral.”  El encuentro estaba, además,  destinado a “divulgar, promocionar y enseñar disciplinas como Reiki, Meditación, Cuencos, Foto Kirlian, Aikido, Neuroalquimia, Memoria Celular, Pilates, Yoga, Medicina China, Ayurveda, Bioenergética, Chamanismo, Biodanza, Reflexología, Constelaciones Familiares, Tai Chi , Anti-gimnasia  y otras actividades vinculadas al bienestar integral del cuerpo, la mente y el espíritu.” Prometía ser una jornada plagada de propagandas de pseudociencias y tendencias filosóficas de la Nueva Era, de las que pregonan que la medicina no sirve y, efectivamente, así fue.

La primera disertación a la que entré era sobre Terapias Akáshicas. En este post quiero comentar mi experiencia al presenciar esta charla, sin intención de analizar muy en profundidad las filosofías orientales en las que se dice que se originan. Sí quiero mencionar que, si bien el akasha, o éter, es mencionado en el hinduísmo y en el budismo, entre otras filosofías, aparentemente ninguna de ellas acepta los registros akáshicos ni hay mención alguna de que sus escrituras sagradas estuvieran registradas en el éter. En sus textos ni siquiera se mencionan esos archivos. La primera mención a los registros akáshicos de que se tenga noticia se encuentra en el libro La sabiduría antigua, escrito en 1897 por la ocultista británica Annie Bésant

La charla fue dictada por representantes de la Escuela Argentina de Registros Akáshicos (EARA). En sus folletos se lee:

EARA te invita:
  • A que te contactes con la energía de tu Alma!
  • Identifica cordones energéticos y enganches que sólo vacían tu alma energéticamente e impiden el avance en el aquí y ahora.
  • Activa los puntos de la gracia divina y desbloquea tu alma, cuerpo y mente!
  • Analiza tus vidas pasadas y el karma, así como patrones y conductas heredados, tanto genéticas como ancestrales!
  • Conecta con tu Yo Superior, Guías y Maestros en una canalización asistida por terapeutas idóneos!
  • Evalúa tu origen álmico y le Misión en esta vida!
La persistencia de la memoria (S. Dalí)

Según contaba el expositor cuando llegué, el día no tiene 24 horas, sino sólo 15, a lo cual el público, lejos de sorprenderse tanto como yo, contestaba afirmativamente, asintiendo y con gestos de aprobación. Me sentí como que todos sabían algo que yo ignoraba, como sapo de otro pozo. Esto me hizo empezar a hacerme una idea de lo que vendría y de dónde me había metido. “Nuestra percepción del tiempo está alterada -seguía quien daba la charla-, pero nuestra alma siente que el tiempo es otro.” En algún lugar de la frase metió algo sobre el ritmo circadiano, pero yo estaba tratando de encontrar un lugar para sentarme, ya que la sala estaba casi llena. Lo que sí escuché es que dijo que “ahora Japón está más tranquilo”. Nadie preguntó a qué se refería con eso.

Aparentemente,  cada reino (animal, vegetal, etc.) tiene su registro akashico, que sería como un archivo o una memoria de todo el pasado, desde el inicio del tiempo. Esta teoría no tiene en cuenta que el tiempo es una medida, una magnitud, (como la distancia o el peso) que cuantifica la separación o duración de sucesos, así que sería imposible determinar un origen del tiempo. El mismo es infinito hacia atrás y hacia adelante. El tiempo es una medida, no comenzó ni va a terminar. En todo caso, este Universo tuvo un origen hace muchos millones de años y en un futuro muy distante (inimaginablemente distante) llegará a su fin. Así que, si en ese registro se almacena toda la historia del Universo, debe ser realmente enorme.

Esta gente, además, declara que puede acceder al registro akáshico de cada persona. Sólo necesitan su nombre, su fecha de nacimiento, su documento de identidad (el registro akáshico debe ser también un lugar muy ordenado, si se pide nuestro DNI para buscar datos) y, por supuesto, nuestra autorización. El documento se debe pedir, supongo, para evitar que escépticos den nombres falsos, aunque se puede argumentar que alguien malintencionado puede ir a buscar datos akáshicos de otra persona (vaya uno a saber para qué).  

Por suerte, en un momento dado la disertación volvió sobre puntos tocados anteriormente, cuando yo no había llegado, y se me aclararon algunas cosas (bah, aclararon, es una forma de decir). El Akasha, explicaban, es la “memoria fotográfica de Dios”, donde en realidad Dios es éter, el quinto elemento, por cierto indetectable, así que no lo busquen ni pretendan poder verlo. En esa memoria están guardados los datos de toda la información de todo lo que sucedió en el Universo entero. Todas nuestras vidas pasadas están ahí almacenadas. Quienes sepan cómo, pueden extraer de ahí la información que necesiten. Por supuesto, en algún momento se habló de canalización, es decir, comunicarse con los muertos o con nuestras vidas pasadas. Obviamente, no vimos ningún ejemplo de estas cosas, ya que para eso hay que pagar o hacer el curso para transformarnos como terapeutas akáshicos. En este tipo de disertaciones es común oír hablar de la “buena energía” del público, que sólo el expositor es capaz de sentir. Según parece, en la charla de esa mañana hubo una “energía interesante, de amor, de acción, de perdón”. Sobre el público de la tarde no dijo nada. ¿Habrá percibido mi escepticismo?
Diagrama de un gen en la cadena de ADN de un cromosoma

Ahora, si según estas teorías el registro akáshico es la memoria del Universo guardada en el éter, el genoma es la base de datos de la humanidad. Allí está toda la información de toda la misma, incluso -ya lo deben haber adivinado- de nuestras vidas pasadas. Es una especie de “inconsciente colectivo” de todas las personas, vivas o muertas. Lo que haría temblar a Watson y Crick, si lo escucharan, es la afirmación de que a las dos hélices conocidas de ADN hay que agregarles diez más, que son de éter y por ende -de nuevo adivinaron-, indetectables. Así que, según nos dice este señor, tenemos doce cadenas de ADN en nuestras células, diez de las cuales son invisibles y en las cuales se guarda toda la memoria de la especie humana.

Puente de Tacoma Narrows (B. Elliot)
Varias veces se mencionaron las "ondas Schumann". La resonancia Schumann es un efecto de resonancia electromagnética detonado por los relámpagos de las tormentas eléctricas, que ocurre entre la superficie terrestre y la ionósfera. Este efecto es conocido hace tiempo: Tesla ya lo había observado en 1899 y Schumann lo predijo (matemáticamente, no por medio de técnicas místicas) en 1952. Sin embargo, más de una pseudociencia intenta utilizarlo en su favor. Se lo toma como evidencia de una “diferencia de frecuencia entre la Tierra y la humanidad”. Incluso se dan ejemplos, como el derrumbe del puente de Tacoma Narrows, para ilustrar cómo la resonancia puede afectarnos. En realidad, el efecto de resonancia mecánica, causante de ese derrumbe, nada tiene que ver con la resonancia de ondas electromagnéticas en la ionósfera.
Representación de la Resonancia Schumann

Para terminar, como sucedió con la presentación a la que asistí en el Museo Ovni, se nos anuncia que hay que esperar un cambio. Lástima que nunca queda en claro a qué se refieren, ni se nos da ningún tipo de evidencia. Nada de lo que nos dijeron en toda la charla es demostrable en absoluto. Como siempre, se nos pide tener fe y creer sin cuestionar. El mayor problema es que estas pseudociencias repiten a todo el que quiera escuchar múltiples "recetas" según las cuales no hace falta recurrir a la medicina para curar males o enfermedades, sino que está en nuestra mente el poder para curarnos solos. En el caso de las terapias akáshicas, conectándonos con sabidurías del Universo o de vidas pasadas. ¿Estarán quienes las promocionan dispuestos a hacer la prueba y demostrarlo?

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