sábado, 27 de octubre de 2012

Algo sobre la controversia alrededor del Glifosato

Hace poco colaboré con el Blog Proyecto Sandía en un post sobre el Glifosato y quise poner acá una versión un poquito más detallada. Obviamente, este es un tema bastante polémico, pero, como siempre, para llegar a alguna conclusión válida o acercarnos un poco a ella, debemos despojarnos de prejuicios y pasiones irracionales.

En primer lugar, vamos a hablar de una herramienta. Sin dudas, se trata de una herramienta muy útil, pero que contamina el ambiente y es dañina para la salud. ¿Porqué? Porque para producirla hay que talar árboles, abrir minas y contaminar el aire con humo. Además, su uso muchas veces sirve para eliminar selvas y bosques. Por otro lado, al descartarla y tirarla en el medio ambiente también estamos contaminando. Es más, si se la utiliza mal puede causar daños a la salud que van desde insignificantes hasta la muerte, e incluso más de uno la ha utilizado para asesinar a alguien. A pesar de todo esto, está en casi todos los hogares y ni una sola ley ha sido escrita para tratar de limitar o prohibir su uso. Estamos hablando, claro, de los martillos.

Lo mismo (salvo lo de que no haya leyes para limitar su uso) puede decirse de casi cualquier herramienta y de casi cualquier sustancia química de las muchas que tenemos en nuestros hogares. Son herramientas y, como tales, se las puede usar bien o mal.

Primero: ¿qué son las malezas?

Se denominan malezas (por hierbas “malas”) a las plantas -casi siempre hierbas, pero a veces arbustos- no deseadas que aparecen en medio de un cultivo. Pueden ser silvestres, propias del lugar, o haber sido traídas accidentalmente por el hombre o animales. En un lote donde se siembra arveja, por ejemplo, son malezas tanto una ortiga como un rosal. No es una cuestión estética, sino que afectan la producción del cultivo. ¿Cómo la afectan? Compiten con el cultivo por espacio, tierra, agua, aire, nutrientes del suelo y luz.

Antes de pensar en controlar las malezas, sin embargo, hay que preguntarse si vale la pena. A veces hay pocas, de modo que no van a afectar mucho al cultivo; o el cultivo ya está crecido y no se produciría una verdadera competencia, por lo que encarar una acción de control no sería necesario. Pero en general hay que controlarlas, porque sino el rendimiento del cultivo se ve muy afectado. También afectan el valor de los granos cosechados a la hora de la comercialización, porque la presencia de semillas de determinadas malezas entre los mismos se penaliza económicamente.

Hay distintos métodos de control de malezas:
  • Usar herbicidas sintéticos: es lo más habitual en la agricultura y en huertas. A lo largo de la historia de los herbicidas, algunos que demostraron una alta toxicidad han sido prohibidos.
  • Usar herbicidas orgánicos: en unas pocos casos, no es habitual. En algunos casos se ha usado bosta o estiércol en huertas, con resultados desastrosos por intoxicaciones con bacterias.
  • Manual: sacarlas a mano, con pala o zapín. Se hace en huertas de poca superficie.
  • Por resistencia: usar variedades resistentes a climas o ambientes que las malezas no toleran.
  • Control regulador o legal: evitar la entrada a la región de semillas de las malezas, para que no se establezcan.Se rocían con venenos las ruedas de los vehículos, se prohibe el ingreso con determinados alimentos, etc.
  • Cultural: que no se relaciona con la cultura, sino con prácticas agrícolas mecánicas que sirven para que el ambiente no sea favorable a las malezas. Por ejemplo, arar el suelo para evitar que las malezas broten o fertilizar el cultivo para que compita con más eficiencia.
También hay distintos tipos de malezas, que básicamente se dividen en malezas de hoja ancha y malezas de hoja angosta. No vale la pena entrar en detalles, pero basta decir que tienen distintos metabolismos y se controlan con distintos herbicidas.

Volvamos al Glifosato.

El Glifosato es un herbicida, es decir, un producto que sirve para matar hierbas. Su nombre científico es N-fosfonometilglicina, y su fórmula química es C3H8NO5P. Según Wikipedia: "Es un herbicida no selectivo de amplio espectro, desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes. Es un herbicida total. Es absorbido por las hojas y no por las raíces. Se puede aplicar a las hojas, inyectarse a troncos y tallos, o asperjarse a tocones como herbicida forestal. La aplicación de Glifosato mata las plantas debido a que suprime su capacidad de generar aminoácidos aromáticos.”

¿Qué significa toda esta terminología? Que sea de amplio espectro significa que controla una gran variedad de vegetales, ya sean malezas de hoja ancha o angosta, e incluso árboles y arbustos, siempre que se use la dosis adecuada. Podemos darnos cuenta, entonces, de que este producto sirve para reemplazar a varios otros. Es no selectivo porque ataca tanto al cultivo como a las malezas. Sin embargo, sí es selectivo para los cultivos que hayan sido modificados genéticamente para no ser afectados por el mismo. Sistémico significa que se absorbe en el punto de contacto con la planta (las hojas en este caso) y se traslada a toda la planta a través de su sistema vascular. El uso en troncos y tocones no es habitual porque para eso hay otros productos mejores.

En su formulación más habitual, el producto tiene que caer sobre las hojas. Todo lo que caiga sobre el suelo se pierde, es decir, no producirá ningún efecto sobre las malezas. Tampoco hay que aplicarlo con mucho sol para que no se evapore antes de ser absorbido. El viento, que también favorece la evaporación, puede hacer, además, que el producto vuele varios metros y no caiga donde uno quiere o incluso que llegue a lotes vecinos, causando estragos en otros cultivos.

Su uso más común es: a) antes de que el cultivo emerja, para matar todas las malezas presentes y eliminar la competencia, y/o b) cuando el cultivo ya está emergido y se quieren eliminar las malezas que ya están compitiendo. También tiene otros usos, como eliminar malezas de alrededror de determinados árboles frutales, limpiar vías de ferrocarril, banquinas y cunetas de rutas y autopistas, etc.

Más allá de todo lo anterior, hay que aclarar que es importante dejar algunas partes de los campos sin tratar, como bordes de caminos, alambrados perimetrales o islas en el medio de los lotes. Dejar árboles, arbustos, hierbas e insectos en esas superficies no afecta al cultivo y sirve para preservar la biodiversidad de flora y fauna. Mucha gente no respeta esta recomendación y los paisajes generados por el abuso de los herbicidas provocan verdadera tristeza.

La controversia sobre la toxicidad.

Hay mucho mito alrededor del Glifosato y en los últimos años se ha extendido la creencia de que estaría provocando enfermedades degenerativas, cánceres, abortos y muertes. Dado que en nuestro país las causas de muertes en ciudades chicas o poblaciones rurales casi no se registran y todo se anota como "causas naturales" (salvo los casos obvios, como accidentes, suicidios u homicidios), esto sería imposible de comprobar estadísticamente.

Nuestro amigo, Dr. Gen, nos cuenta que en Argentina se han llevado a cabo algunos estudios sobre su toxicidad, pero que estuvieron mal planteados y además han sido exagerados y mal interpretados por los medios. Como bien nos explica, el Glifosato “es un químico que impide que los organismos segreguen una encima responsable de sintetizar aminoácidos importantes para la vida (fenilalanina, tirosina y triptófano). Si las plantas son rociadas con esto, al poco tiempo se mueren, pero las personas no, porque nuestro cuerpo no fabrica esos aminoácidos, sino que los ingiere con la dieta”. Cabe agregar que allgunos de los coadyuvantes agregados al Glifosato sí pueden resultar tóxicos. De ahí la importancia de hacer estudios serios contínuamente, para descartar formulaciones peligrosas y permitir las que no lo sean. Se puede encontrar más información al respecto en un extenso informe realizado por la Universidad Nacional del Litoral.

Uno de los estudios, realizado por el Laboratorio de Embriología Molecular del CONICET-UBA, concluye que provoca trastornos intestinales y cardíacos, malformaciones y alteraciones neuronales. Pero el estudio, tal como aclara Dr. Gen y como se ha dicho miles de veces, aunque nunca con suficiente difusión, no fue hecho sobre personas ni siguiendo los reglamentos de aplicación del Glifosato, como diluirlo según se usa en los campos y tomar muestras de producto percolado a través de varias capas de suelo, sino que sumergieron embriones de anfibios en este químico en estado puro, con los terribles resultados que eran esperables. Los embriones son, obviamente, organismos muy delicados y si se los sumerge en casi cualquier sustancia, desde una bebida cola hasta líquido limpiavidrios, o incluso agua muy salada, van a sufrir malformaciones o muerte. En este estudio no se usaron sustancias testigo, doble ciego ni revisión por pares. Perfectamente podría ni haberse hecho, ya que quienes lo hicieron ya sabían lo que esperaban obtener antes de hacer los ensayos.

Casi todos los agroquímicos, que, recordemos, son venenos, pueden ser peligrosos para el ser humano si se ingieren, o si entran en contacto con nuestras mucosas (boca, nariz, conjuntiva) o con nuestra piel, o si llegan a flujos de agua dulce, ya sean espejos de agua, cauces subterráneos o napas freáticas. Por eso en la provincia de Santa Fe, la Ley 11.273 reglamenta a qué distancia mínima de instalaciones urbanas se pueden rociar los diferentes químicos según su categoría y método de aplicación.

Hasta hace unos años, las categorías de toxicidad de los agroquímicos iban de la A a la D, siendo la D la menos tóxica. Esta clasificación cambió y hoy las categorías son Ia, Ib, II, III y IV. El Glifosato se encuentra en esta última, la menos tóxica, o “Probablemente sin riesgo toxicológico”. Esto se refiere, claro, al producto usado correctamente y siguiendo las instrucciones del marbete y las normas de seguridad. El hecho de actuar negligentemente (no usar protección adecuada, dejar los recipientes goteando al alcance de niños o animales, etc) es un problema de los empleados o los empleadores, pero no de la sustancia ni de quienes la fabrican y comercializan. La gente despotrica contra las empresas que fabrican estos productos sin pararse a pensar que en sus propias casas utilizan muchas otras sustancias, como la lavandina, los productos de limpieza o los insecticidas en tabletas, cremas o aerosoles, que pueden ser mucho más peligrosos que los herbicidas usados en los campos. Aquellos se aplican lejos de las ciudades, son descompuestos por la luz solar, percolan a través de metros de suelo y, quizás, algunas moléculas lleguen a las napas freáticas y, quizás, alguna llegue a algún tanque de agua. Los productos hogareños, en cambio, son rociados en espacios cerrados, sobre las ropas, cerca de las vajillas y las paredes de las casas o directamente a centímetros de las caras de los niños. A pesar de las publicidades televisivas, en las que las madres los rocían alegremente en las casas y los jardines, todos traen instrucciones de qué hacer o a dónde llamar en caso de intoxicación.

Más controversia.

El modelo de negocio de algunas de las empresas semilleras es vender agroquímicos y, a su vez, semillas resistentes a esos agroquímicos. La patente del Glifosato de Monsanto finalizó en el año 2000, por lo que hace años que son varias las empresas que venden este producto en diversas formulaciones y presentaciones.

El gran escándalo que se viene dando desde hace rato alrededor de este químico podría ser una mezcla entre desconocimiento por parte del público lego en la materia y repudio a cualquier cosa que provenga de Estados Unidos, sumado a un miedo de muchos sectores a determinados avances científicos o incluso a la ciencia en general. Sí, fui suave y no mencioné la palabra conspiranoia. Oops! I did it again...

(Gracias a Ezequiel y Lisandro por varias partes del texto de este post.)

1 comentario:

  1. Ademas de los estudios de de la universidad de Buenos Aires en el que se decía que concentraciones ínfimas de glifosato, respecto de las usadas en agricultura, son capaces de producir efectos negativos en la morfología del embrión (anfibio), interfiriendo mecanismos normales del desarrollo embrionario”, alertó en abril de 2009 el jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la UBA e investigador principal del Conicet, Andrés Carrasco.

    están los recientes estudios de la sociedad de ciencias Aranzadi:
    http://www.aranzadi-zientziak.org/?s=glifosato&lang=es

    Por otra parte el RD 1311/2012 adapta la directiva europea 2009/128/CE de uso sostenible de productos fitosanitarios.
    En este RD se establecen criterios y usos de los fitosanitarios. Uno muy importante es la distancia de aplicación a zonas de agua, bien ríos como pozos de extracción de agua potable.
    La cosa es que no se vuelva a repetir lo que les ha pasado a los vecinos de Alzira en Valencia.

    Un saludo
    Raúl Díez

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