lunes, 16 de abril de 2012

Las raíces de la vida, de Mahlon Hoagland


Mahlon B. Hoagland
"Recuerdo, de cuando era joven, un paseo con mi padre por una playa desierta. El mar estaba gris, nubes rasgadas se deslizaban a merced de un viento frío de principios de invierno. Fue un día de descubrimientos. Recostadas sobre la arena, entre los restos de algas acumulados en el límite de la pleamar, había viejas botellas vacías, de toda suerte de formas y tamaños. De pronto nos dimos cuenta de que las botellas estaban tapadas, y por más que buscamos no pudimos encontrar ninguna destapada. Quedamos asombrados por aquella uniformidad hasta que mi padre dio con la explicación. Con deleite, me estimuló a encontrar en esa característica de las botellas un significado profundo, y así aprendí una lección de evolución que quedó firmemente grabada en mi mente para toda la vida. Porque, obviamente, aquellas botellas eran los escasos supervivientes de una travesía oceánica. De las muchas botellas vacías arrojadas al mar por el hombre, muy pocas habían sido tapadas por algún acto inadvertido, fortuito, y eso las había convertido en insumergibles. Las no supervivientes, inermes sin tapón frente al hostil océano, se habrían hundido en seguida.

En ciencia, el acto creativo es un poco como la intuición sobre las botellas de mi juventud. Es la concepción de una simple ley o explicación que pone orden en un cúmulo de hechos embarullados y aparentemente sin sentido. Es lo que hicieron Charles Darwin y Alfred Russell Wallace hace más de cien años cuando, cada uno por su cuenta, trataron de buscar una explicación a la supuestamente caótica distribución y diversidad de los seres vivos sobre la Tierra. Sus magníficos y sencillos conceptos de la variabilidad entre individuos de una especie y de la supervivencia del más apto constituyen una brillante muestra de imaginación. Su inspirada explicación hizo simple y comprensible una vasta acumulación de datos biológicos." 
 
Así comienza el primer capítulo de "Las raíces de la vida", de Mahlon B. Hoagland. Escrito en 1978, su título original traducido sería "Las raíces de la vida: Una guía para legos a la evolución, los genes y los caminos de las células". Es un libro simple y extremadamente claro, que resulta fácil de llevar para cualquier persona, sin necesidad de tener conocimientos previos de biología. Abarca conceptos que van desde el comienzo de la vida hasta la forma en que actúan los genes, la discusión sobre si los virus son seres vivos, de qué forma las células de un embrión "deciden" especializarse, la naturaleza del cáncer y la controversia (recordemos, en 1978) sobre las técnicas de recombinación del ADN.

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