domingo, 29 de abril de 2012

La semilla del odio


Jorge Medina Estévez
Jorge Arturo Agustín Medina Estévez no sólo es arzobispo chileno, también es cardenal y fue, entre otros cargos, prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. O sea, es uno de los hombres con más poder e influencia en la Iglesia Católica. Incluso tuvo el honor de ser el encargado de asomarse al balcón para gritar “Habemus Papam” cuando se eligió al actual pontífice.

A un mes del asesinato de Daniel Zamudio, el cardenal Medina dio una entrevista a la revista Caras, en la que habla, entre otras cosas, sobre su postura en cuanto a la convivencia, el matrimonio y la homosexualidad. Si teníamos esperanzas de que, teniendo una posición tan importante en la Iglesia, Medina usara esta oportunidad para condenar la discriminación y la violencia y hacer a la vez un pedido de paz, entendimiento y tolerancia, una rápida búsqueda en internet nos muestra que sólo eran ilusiones.

Para empezar, Medina defendió públicamente a Augusto Pinochet durante su dictadura, afirmando textualmente “La democracia no significa automáticamente que Dios quiera llevarla a la práctica”. Fiel a su moral y extremo conservadurismo, logró que se prohibiera el ingreso a Chile a la banda Iron Maiden y quiso hacer lo mismo con Madonna. Si por él fuera, en Chile sólo se escucharía música eclesiástica. En 2001 llamó a los católicos a no votar en las elecciones parlamentarias por candidatos que apoyen el divorcio, el aborto, la eutanasia y la "píldora del día después", declarando que para él es “una locura autorizar a un católico a sufragar por quien piensa lo contrario a sus creencias. Estaríamos en un mundo de esquizofrénicos”. O sea que no hay que autorizar a alguien a votar por quien quiera. Muy democrático, el hombre. Recientemente, con respecto al caso Karadima, Medina defendió al sacerdote declarado culpable de pedofilia, diciendo que “Ahora, menor es alguien que no haya cumplido 18 años. Sin embargo, y con el debido respeto a las leyes de mi país, es muy distinto un niño de 8 o 9 años años que uno de 17. Un muchacho de 17 años sabe lo que hace.” Como vemos, no se le podía pedir a este tipo que fuera muy condescendiente. Sobre los homosexuales, sus opiniones ya eran también bien conocidas.

Casi al empezar la entrevista, Medina dice que para él, el hecho de que haya parejas que no se casan es una “evolución malsana” y directamente no considera a esas uniones como legítimas. Dice que esa gente no tiene derechos como pareja y afirma que “la única convivencia legítima es la matrimonial”, dejando totalmente de lado a toda la gente no creyente. “Cristo te ama” no se aplica a ellos. No está de más recordar que no se trata sólo de quienes deciden no casarse, ya que la Iglesia Católica siempre ha estado en contra del matrimonio civil.

—¿Cree, entonces, que es un error que el Estado reconozca las situaciones de convivencia?
Absolutamente. Ni reconocimiento, ni favorecimientos, ni asignaciones, ni herencias...
—¿Aunque existan uniones de 30 o más años?
Lo que sea.

Esta es la forma en que la Iglesia ve a dos personas que se aman y deciden compartir sus vidas sin casarse por Iglesia, sin meter a Jesús en el medio. Son ciudadanos de segunda que no merecen los mismos derechos que los demás. Pero bueno, así ha sido siempre: el catolicismo y las demás religiones intentando limitar nuestros derechos y libertades y juzgando la forma en que elegimos vivir.

Daniel Zamudio (1987-2012)
A continuación, Medina afirma que el “fenómeno de la homosexualidad es complejo y sus causas no han sido aún científicamente identificadas” y dice que le parece obvio que es un desorden. Sin embargo, hace más de veinte años la OMS no considera a la homosexualidad como una enfermedad ni un desorden psicológico. El arzobispo justifica su postura diciendo que “los órganos genitales están orientados a la procreación y usarlos en forma homosexual es algo aberrante y contrario a la naturaleza”. ¿Qué opinará de la masturbación y el sexo no vaginal? Por otro lado, es interesante que hable sobre la naturaleza alguien que vive negándola. Seguramente desconoce que en el reino animal hay muchas especies que muestran comportamientos homosexuales. En relación con este y muchos otros temas realmente no entiendo por qué tanta gente escucha a estas personas que claramente no saben lo que dicen y que viven opinando de temas que están completamente fuera de su área de conocimientos.

De todas formas, dice, “hay que distinguir claramente entre ‘tendencia homosexual’, que en sí misma no es culpable, y la realización de actos homosexuales, los que sí son inmorales y absolutamente reñidos con la ética cristiana, tal como lo enseña la Biblia sin ambages. Una persona que tiene tendencia homosexual no debe ser objeto de violencia física y es acreedora de respeto y compasión. Pero el respeto no puede llegar nunca a reconocer como bueno o aceptable algo que está reñido con la moral y con la naturaleza.” Con este comentario, que ya había hecho anteriormente en una radio chilena, Medina pareciera querer decir que para él quien muestra una ‘tendencia homosexual’ no debe ser objeto de violencia física, pero el que ‘realiza actos homosexuales’ sí. Esto es a lo que me refiero cuando digo que este tipo de declaraciones son el origen de muchos casos de violencia. ¿Le costaba mucho decir que de ninguna manera avala ni justifica ningún acto de violencia y que el hecho de ser un discriminador como casi todos los miembros del clero no significa que esté incitando al bullying, las golpizas, las violaciones, los homicidios, etc.? Al no aclararlo, a uno le queda la duda…

Consultado sobre si preferiría que los homosexuales vivieran su orientación sexual en silencio, Medina dice que “la ‘genitalidad’ (pareciera que no le sale la palabra ‘sexualidad’) pertenece a un ámbito que exige delicadeza, reserva y pudor. La intimidad y la privacidad son características de profundo contenido humano y por eso no creo sano que haya expresiones públicas a favor de la homosexualidad.” Bueno, los curas heterosexuales, homosexuales y pederastas ejercen su genitalidad con delicadeza, reserva y pudor, ¿o no? Por otro lado, las manifestaciones públicas no son a favor de la homosexualidad, sino en defensa del derecho a la sexualidad sin discriminación. Para Medina, una persona con “tendencia homosexual” debe guardar reserva “por su propia dignidad”. Claramente, no coincidimos en el concepto de dignidad.

El arzobispo es uno más de los que creen que la homosexualidad es contagiosa, por lo que le parece “nociva la publicidad de la convivencia de parejas del mismo género”. “Creo que hay una falta de comprensión de lo que es la naturaleza de las cosas. Si un hombre se acuesta con un hombre, ninguno de los dos va a quedar embarazado. El sexo es para establecer una unión física abierta a la procreación.” No vaya a ser que haya menos catoliquitos en el mundo (porque lo que más les molesta a los clérigos respecto de los homosexuales, es que no pueden reproducirse y aumentar el número de fieles en el mundo). “Peor todavía -continúa Medina- si las leyes civiles le otorgan reconocimiento o protección, haciendo de lo inmoral algo aceptable e incluso otorgándole beneficios.” Las leyes civiles, las libertades y los derechos, en general, poco le importan a la Iglesia, pero parece que a Medina le importan todavía menos.

—Perdón, pero también existen matrimonios heterosexuales incapacitados de procrear.
Sí, pero siempre en ese caso existe la complementación amorosa de distinto sexo.
—¿Y esa complementación amorosa no puede darse entre personas del mismo sexo?
No. De hecho, las personas homosexuales cambian de pareja con bastante frecuencia.
—¿Más que los heterosexuales?
No tengo estadísticas. Pero las personas homosexuales llegan a extremos de violencia y de asesinatos de manera mucho más frecuente que los heterosexuales.

Medina afirma todas estas cosas sin estadísticas ni estudios de ningún tipo. No los necesita, porque sus fieles están acostumbrados a creer sin pedir evidencias. La realidad es que los homosexuales cambian de pareja cuando les da la gana, igual que los heterosexuales, y suelen ser víctimas de la violencia, más que victimarios.

—Para entenderlo bien, ¿un hombre no puede amar a un hombre?
No lo puede amar maritalmente. A mi juicio es imposible. (¿Qué es amar maritalmente? ¿Cómo es distinto de amar y punto? ¿Porqué debe importarle al mundo su opinión, que no está basada en nada?)

Afirma haber asistido espiritualmente a homosexuales, tratando de ser “acogedor y amable, pero sin disimular la verdad, como lo inculcan los documentos oficiales de la Iglesia en la materia. Es gente que sufre mucho.” Medina y los que son como él simplemente no entienden, o no les importa, que las personas homosexuales que sufren, lo hacen justamente por culpa de gente como él, que los hace sentir discriminados, culpables, sucios, enfermos, equivocados, indignos, etc. “Hay que ayudarlos a sobrellevar ese peso, que yo lo compararía, por ejemplo, con un niño que nace sin un brazo. Es una desgracia y hay que asistir a ese niño para que su limitación no le impida llevar una vida lo más común posible.” Así, al comparar a una persona por su orientación sexual con un niño que nace con una discapacidad, Medina confirma lo que hemos estado diciendo.

Por último, dice haber conocido a un sacerdote homosexual, pero que como éste no le pidió ayuda, no pudo dársela. Muy caritativo no es el arzobispo Medina.

Termino este post con las palabras de Bruno Bimbi: "Algún día, algún tribunal internacional debería juzgar al señor Ratzinger, al señor Medina y a sus cómplices como autores intelectuales de la muerte de Zamudio y de tantos otros, y obligarlos a indemnizar a sus familias. Y los buenos cristianos, los que creen que el cristianismo tiene que ver con el amor y no con el odio que enferma a esos señores, deberían sacarlos a patadas del Vaticano y colgar de las ventanas de la Basílica de San Pedro una enorme bandera que diga: “Amarás al prójimo como a ti mismo”."

2 comentarios:

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