jueves, 3 de mayo de 2012

Si tu médico te recomienda usar homeopatía, lo mejor para tu salud sería que cambies de médico


Todo dicho, ¿no?
Claudio María Domínguez (a quien ya le dedicaremos algún post) publica en su blog en Infobae un artículo del Doctor Ignacio Torres, en el cual contesta a la nota escrita por Roxana Kreimer para Clarín a raíz de la Semana Mundial de la Homeopatía y su contraparte, el Suicidio Homeopático. Torres dice que 
"[...] el punto central de discusión es que aún no se ha podido explicar como es que funcionan los medicamentos homeopáticos, y no así como sostiene la licenciada en filosofía y doctora en ciencias sociales Roxana Kreimer en su nota publicada en el Clarín, que los medicamentos homeopáticos no tienen ninguna acción y son placebo." 
Según parece, para Torres es importante destacar que Kreimer no es doctora, como él. Veamos entonces las credenciales del doctor Torres, visitando su página web.

La pantalla de inicio nos recibe con imágenes de perritos, pastitos, paisajes que parecen wallpapers de Windows, y un mortero con alguna sustancia machacada, que van rotando y que tienen algunas leyendas explicativas debajo. Al lado de las imágenes, el buen doctor nos mira tranquilizadoramente, como diciendo "Entrá. Está todo bien." Al pie de la pantalla, el logo de la Liga Medicorum Homeopathica Internationalis.

Según su C.V., Torres se recibió de médico en la UBA e hizo la residencia en el Hospital Universitario CEMIC. Luego hizo un viaje a Vancouver, donde participó en la atención y tratamiento de pacientes en un centro de atención integrativa (palabra que hoy está muy de moda y que quiere decir “no preguntes lo que es, nada más creenos que te hace bien”) llamado Tzu-chi. La fundación Tzu-chi (literalmente, alivio, compasión) fue creada en Taiwán en 1966 por una maestra budista llamada Cheng Yen, impulsora del llamado budismo humanista. Esta fundación se sustenta principalmente con donaciones y el trabajo de voluntarios. Hoy tiene alrededor de 10 millones de miembros y sucursales en varios países. Sus actividades principales se relacionan con la caridad, la medicina, la cultura, la educación y la cultura humanista, tanto en países pobres como en zonas afectadas por desastres.

En ese instituto, Torres se encontró con homeópatas, acupuntores, osteópatas y médicos naturistas, experiencia que, según cuenta, lo convenció de que “las herramientas de las que disponía eran insuficientes para abordar y ayudar a solucionar la mayoría de las problemáticas de los pacientes que me consultaban. Eso me llevó a estudiar homeopatía y luego naturismo y medicina biológica para poder brindarle a cada paciente una medicina que lograse integrar la sabiduría de la medicina antigua junto con los últimos avances tecnológicos y conocimientos de la medicina moderna.” O sea...
Efectividad, by La Pulga Snob
Actualmente, el Dr. Torres practica la homeopatía y también la enseña como ayudante docente de la Asociación Médica Homeopática Argentina, como docente en la Escuela Superior de Medicina Osteopática Fulcrum y como miembro de la Asociación de Oncología Integrativa (otra vez esa palabra). Dice utilizar en su práctica la homeopatía unicista, el naturismo y la fitoterapia, pero también -sigue- “los últimos conocimientos de la medicina convencional para cuidar y ayudar a restablecer la salud de mis pacientes”.

Junto con su Curriculum, agrega la siguiente frase: 
“Creo que la formación del médico de hoy ha perdido los conocimientos fundamentales para cuidar al ser humano, conoce cómo funciona hasta el mínimo detalle sus células, pero ha olvidado y desconoce cuáles son las leyes fundamentales de su propia naturaleza”. 
Analicemos un poco: un médico recién graduado, que está terminando la residencia, se va a hacer un voluntariado en una clínica budista en Canadá, y cuando vuelve asegura conocer las leyes fundamentales de la naturaleza del ser humano, que la medicina de hoy ha perdido, y que en esta escuela-templo le enseñaron en unos pocos meses (o lo que sea que haya durado su estadía). La verdad, no me inspira mucha confianza. Un médico que crea en este tipo de charlatanerías me deja la duda de si realmente las cree y es, por lo tanto, un ignorante, o si sabe que no funcionan y es, entonces, un timador más que se abusa de la confianza de sus pacientes para venderles frasquitos con agua y pastillitas con azúcar. No conozco al Dr. Torres, así que no puedo saber la respuesta, pero sea cual sea, somos nosotros los que debemos informarnos sobre todas las charlatanerías que andan dando vueltas para no ser víctimas de sus engaños.

Una de las pestañas de su página web se titula: “La homeopatía - Un sistema médico terapéutico diferente y superador.” Entremos a ver qué dice.
Estampilla conmemorativa
“La homeopatía es un sistema terapéutico basado en el principio de semejanza enunciado por Hipócrates, ¨Similia Similibus Curentur¨ y en la administración de pequeñas dosis (infinitesimales) de una sustancia.”
Para empezar, el principio enunciado (similia similibus curentur) fue formulado por Hahnemann, no por Hipócrates. Por otro lado, las dosis en la homeopatía no son ni pequeñas ni infinitesimales, son inexistentes.
“La alopatía, es decir, la medicina convencional o tradicional es un sistema terapéutico basado en el principio “Contraria contrariis curantur”, es decir administrar sustancias que generan el efecto opuesto a los síntomas del cuerpo. El principio Aequalia aequalibus curantur es en el que se fundamenta el uso de vacunas.”
Aparentemente, no aprendió mucho en la Facultad de Medicina. La alopatía no es equivalente a la medicina. La intención del término alopatía, desde su primer uso por Hahnemann, es distinguir a la homeopatía como práctica y denigrar a la medicina. Nada más falso. La medicina cura con lo que sirva para curar. En algunos casos se usan pequeñas dosis de sustancias que causen los mismos síntomas observados en lso pacientes, con el objetivo de que el sistema inmunológico de nuestro organismo adquiera defensas contra los patógenos que los originaron, es decir, son remedios preventivos (ejemplo, las vacunas). En otros casos, se usan sustancias que contrarrestan los síntomas (ejemplo, los analgésicos). En otros casos, ninguna de las dos cosas (un dolor de muelas, por ejemplo, no se cura con homeopatía ni con alopatía, sino sacando la muela).
“La homeopatía es una rama de las Ciencias Médicas…”, etc. 
Un sector del Muro de Berlín, 1986 (T. Noir)
La homeopatía no es una rama de las ciencias médicas. Ni lo es, ni lo fue, ni pretende serlo. Es pura pseudociencia. Si alguien cree que la homeopatía funciona y quiere ser coherente con dicha aseveración, debe, por ende, creer que el remedio efectivo contra la sensación de ahogo es el preparado homeopático hecho en base a pequeños pedacitos del Muro de Berlín disueltos y diluidos hasta la inexistencia. Sí, Muro de Berlín diluido para curar la sensación de ahogo. Eso es homeopatía. O caca de perro diluida hasta el infinito para combatir la diarrea. De forma similar, existen preparados homeopáticos basados en diluciones de fragmentos de la Gran Muralla China, o frasquitos con diluciones de "emanaciones" de Stonehenge. Ni hablar del remedio contra la tos persistente y otros males: una supuesta dilución de trinitrotolueno (para más detalles: TNT). 

Sinceramente, no puedo creer que un médico crea en serio estas cosas. En este caso, resulta mucho más creible y confiable la opinión de una licenciada en filosofía y doctora en ciencias sociales, que la del Dr. Torres.

En próximas entradas, más sobre este tema.

1 comentario:

  1. No sé qué es más triste y divertido, la homeopatía en sí o la existencia de gente que pague por ella.

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