lunes, 21 de mayo de 2012

Tristes Testigos transfusionados - El punto de vista legal

True Blood
¿Porqué los Testigos de Jehová se niegan a recibir transfusiones de sangre? Fernando Saraví (médico, profesor de Biofísica de la Carrera de Obstetricia en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo y evangélico experto en teología cristiana) nos aclara esta cuestión en su libro Falso Testimonio, citado en este artículo de Factor 302.4. Resulta que los Testigos se toman la Biblia un poco demasiado literalmente.
"Un ejemplo clásico de literalismo de los Testigos de Jehová es el rechazo de las transfusiones de sangre, aun a riesgo de sus propias vidas a las de sus hijos. Se basa en textos como Levítico 17:10-12, donde según la Traducción del Nuevo Mundo se dice que 'el alma de la carne está en la sangre'."
Así es que la prohibición de ingerir sangre deriva de la noción de que en ella se encuentra el alma, la vida.
"Se prohibe tomar la sangre porque la vida está en la sangre, si al hombre se le permite comer carne, es a condición de que respete la sangre –asiento de la vida -, bien derramándola en homenaje al Creador, o dejándola derramarse en tierra."
Esto cambió en el Nuevo Testamento, donde se eliminó esta prohibición, salvo en los casos de idolatría o rituales paganos. Saraví sostiene que, incluso en el contexto religioso, la negación a recibir transfusiones de sangre no tiene sentido, ya que "no hay ingestión, digestión, ni víctima, sino que la sangre proviene de uno que dona voluntariamente, y es incorporada directamente al torrente sanguíneo del receptor". Pero para los Testigos, esta diferencia no cambia nada. No van a aceptar una transfusión.

Para saber qué dice la ley argentina sobre este dilema, recurrí a un juez provincial, que me lo aclaró en una pequeña entrevista.

En primer lugar, no importa el motivo que dé el paciente para negarse a recibir un tratamiento. No necesita un motivo válido. Es más, ni siquiera necesita dar un motivo. Sólo necesita demostrar que es un adulto en pleno uso de sus facultades mentales (aunque, personalmente, coincido con Alerta Religión en que una persona que prefiere morir -o dejar morir a un ser querido- antes que recibir una transfusión porque así lo dice su librito de cabecera, no es mentalmente competente).

Aquí es donde al médico se le presenta el problema. Si no hace nada y deja a su paciente sin tratamiento, puede ser considerado por la Justicia como abandono de persona si alguien decide demandarlo. Si, por el contrario, lleva a cabo la transfusión de todas formas, puede ser demandado por el paciente, una vez que se cure. Así que la única opción que le queda es recurrir a los Tribunales y solicitar a un juez una orden para hacer la transfusión a pesar de la negativa del paciente. (No es raro que un Testigo accidentado sea llevado a la guardia de un hospital a altas horas de la madrugada y los médicos deban buscar un juez de turno).

Si el paciente es un adulto con pleno uso de sus facultades, el juez, casi con seguridad, fallará a su favor, por entender que las personas tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Lo mismo exactamente ocurrirá si el paciente está inconsciente pero dejó su voluntad por escrito en un documento validado por un escribano. En Argentina, la eutanasia está prohibida, pero la Justicia entiende que no realizar una transfusión no se considera una práctica eutanásica, sino un respeto a la voluntad del paciente.

Ahora, los casos en los que el juez casi con seguridad autorizará al médico a hacer lo mejor para la salud del paciente, sin importar lo que digan éste o su familia, son: si el paciente está inconsciente y no hay un documento válido que diga que no desea recibir una transfusión (la sola palabra de un familiar o conocido no sirve); si es menor de edad o una mujer embarazada con recomendación médica expresa de transfusión, ya que los menores están protegidos por la Convención de los Derechos del Niño, y la decisión del juez tiene mayor peso que la de sus padres o tutores. 

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